Y es que mira a quién se le ocurre meterse contra todos los grupos de gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, y la curia. Esta última -la curia- metida en todo tipo de pedofilia, a niños pequeños.
Y yo me hago del mismo partido sexual hetero, al que pertenece el obispo. Y es que hay mucho vicio, y lo que en principio se lleva entre unos pocos, terminan siendo muchos, por insinuación externa. Y qué vamos a decir de la televisión, que irrumpe en nuestros hogares con los presentadores más homosexuales de la historia, desde Sodoma y Gomorra. Que fueron los pioneros en sacar todos los trapos sucios de la ciudadanía de aquel entonces y fueron escuchados, vistos, y masacrados, por aquél a quien el obispo obedece y trabaja. Me sorprende enormemente que la humanidad no se haya dado cuenta que nuestros primeros padres, aún de haberles dado permiso para joder, después les haya puesto el sambenito de pecadores. Pues apartir de aquel entonces, nosotros debemos ser fieles y obedientes aquellas consignas que nos saquen de la maldad y de los pecados que arrastramos desde la infancia. Toda una materia desmaterializada, de como hacer el acto sexual para multiplicarnos y no caer en el pecado. ¿Será que hay que joder sin tener placer en ello? O que realmente el pecado está en hacerlo con personas del mismo sexo.
El obispo de Málaga dió su opinión y al parecer, nadie está con él. Sin embargo no le importa porque seguirá yendo al mismo lupanar.
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