arraiga en la juventud sudamericana, a consecuencia de la influencia que ejerce sobre ellos la curia, los obispos, la Iglesia en general. En la mayoría de estos casos hay un representante católico que los lleva y trae a su capricho y antojo, y les insta a cometer semejantes atrocidades (asesinatos) porque lo diabólico se lleva, y para sobrevivir hay que matar cuanto más joven, mejor. Y es que el diablo nunca lo tuvo más claro, en vez de dedicarse a cambiar la sociedad individuo por individuo, se dirigió directamente a la curia, al Vaticano, y se metió allí; y desde allí gobierna la Nación del mundo. Estos tontos de los cojones de los sudamericanos, que dejaron sus dioses por un dios llevado a caballo y espada, y se convierten al papismo, y más papas que el mismo Papa. Y empiezo a darme cuenta que es más fácil inculcarles las señales ridículas de dedos, brazos y demás tonteces, antes que enseñarles a trabajar y darles educación y cultura. ¡Cuánto payaso se arrastra tras las sotanas negras del demonio!
jueves, 17 de abril de 2014
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