Cien policías antidisturbios ucranianos piden perdón de rodillas ante los masacrados ciudadanos por el levantamiento del pueblo contra el huido Víktor Yanukóvich. La ciudadanía responde tirándoles monedas, reprochándoles la venta de sus voluntades al poder gobernante. Total, para que ahora esté en paradero desconocido; y si te he visto no me acuerdo.
Este acto de contricción lo han hecho ya antidisturbios en España, cuando a sabiendas de que el pueblo somos todos, decidieron dar el paso y pedir perdón por las atrocidades cometidas contra la ciudadanía, en total desproporción. Sin embargo, poco dura el dulce en la boca del pobre; y se ceban y derrochan energías contra diestro y siniestro, cuando los putos amos les dicen la palabra clave que tienen arraigada en sus tediosas mentes. Lo mismo que a los perros amaestrados les suelen introducir palabras de ataque y retroceso.
En los casos de la polícia les desprograman cuando les quitan el traje y se programan, automáticamente, cuando se lo ponen.
Han nacido proclives al lavado de cerebro y no hay forma humana ni divina que les haga ser persona.
Como vemos: en todos los lugares cuecen habas.
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