Muchas veces hemos escrito las voluntades de sus señorías cuando se juntan para (...) discutir sobre necesidades de las naciones a las que representan. Pero... eso no es verdad. Se reunen para despachar sus bajos instintos sobre aquellos que, por ellos, están en lo más bajo de la condición humana. Y se venden por la necesidad que el estómago tiene de recibir algo para digerir.
Sin embargo, lo más bajo se encuentra en las mentes de esos diputados que abandonan la sala por no escuchar la verdad sobre el primer ministro belga. Ellos se tapan, ellos se destapan, como cómplices de una atrocidad sobre dos niñas belgas; parecido a las tres niñas españolas de Valencia. Supuestamente agredidas por funcionarios públicos y miembros de varios partidos políticos. ¡En qué miseria se mueve esta gentuza de gobernantes mundiales!
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