el programa que presentó por los ochenta, Alaska. Ya en aquel entonces su indumentaria, bola y abracadabra, la introdujeron en ese mundo de magia negra que ha arrastrado hasta ahora.
Sin muchas luces pero sí amigos -por lo visto-, ha emprendido un nuevo protagonismo en TVE: Alaska y Coronas. Es impresentable como la televisión nacional apesebra a este tipo de personajes que, sin saber hacer nada: ni siquiera cantar, han vivido toda la vida yedo de un establo a otro. Es claro y evidente que la palabreja posee poder, y te concede el don que le pidas. ¿Mucha mierda, a estos nuevos presentadores!
jueves, 13 de febrero de 2014
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