pero desde la Chicholina, no hay nada serio. Aquellas dos domingas que se salían de sus cárceles de tela; prisioneras involuntarias, para rigor mortis de sus admiradores. Era saltar y las muy... se salían al aire con maestría de danzarinas o trapecistas experimentados. Esas pechugas estaban adiestradas a dar subidas de tensión y azúcar, a los más viejitos televidentes.
No ha mucho tiempo se especuló sobre los tanatorios y sus trapicheos a la hora de sacar unas perrillas de más a aquellos familiares de fallecidos, de cuya caja de caoba brillante y una pasta gansa...: eran sacados de las mismas y, la misma caja, vendida a otro fallecido por la misma cantidad anterior. Es decir, que la misma caja era vendida y revendida cantidad de veces porque no se quemaba o incineraba con el muerto en cuestión. Como en los incineradores no vemos quemar al individuos... cuando lo metían por la trampilla tenían preparada una caja de aglomerado, donde depositaban el cuerpo in sepulto.
En Phoenix, Arizona, los cuerpos de los fallecidos donados a la ciencia, eran destinados a macabros juegos. Los descuartizaban y vendían los cuerpos por trozos: piernas, pies, rodillas, etc., etc. Y otros descuartizados los cosían con partes de torsos, manos, cabeza etc, de otros cuerpos. Jugaban a crear a Frankenstein. Cabezas de mujeres en torsos de hombres y viceversa; y órganos sexuales cortados metidos en cubos.
Es todo tan macabro e irresponsable que ya no se dónde vamos a llegar a parar. Si, hasta la muerte... si la donación de cuerpos para la ciencia... se la toman de esta manera y forma... difícilmente podemos confiar ni después de muerto. Que es verdad que después de muerto cebada al rabo...: pero esto es para los bajones afectivos. Se precisa de seriedad y respeto para lo que se supone que lleva aparejada la muerte. Si ni en estos momentos nos respetamos... por mal camino vamos andando.
De todas formas el vídeo es de un macabro y tenebroso despropósito de manos de los destripadores de Phenix.
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