amigos, es como el fin del mundo que viene desde que el mundo es mundo. Algún día, -digo-, vendrá el fin del mundo a darle la razón a los agoreros de la vida; como el cambio climático a darle la razón a los presidentes de Estados Unidos. Unos presidentes muy deseosos de que el cambio climático exista en la mente y el miedo humano para conseguir dineros para sus muchos logros, a costa del cambio climático.
Es Valencia, España, han habido conferencias en las universidades de la capital y en algún que otro teatro alquilado para la revolución mental climática. Al Gore, ha sido el agorero número 1, para el común de los mortales. Un agorero con un bolígrafo es un asesino a larga distancia y tiempo. Nos estuvieron metiendo sus teorías escritas en un libro y que trajo la congoja en los cuerpos de algunos presentes. Movimientos de cabeza en positivo que parecían más perros de Todo a Cien, chino, que personas razonando sobre lo leído, sobre lo divulgado. Pero, claro, es Al Gore, el que difunde el agorero sentimiento del cambio atmosférico. ¡Hombre!, Al Gore, debe saber algo de eso dado su dilatada carrera política y su figura de Hombre del Tiempo. Estoy seguro que si todo el dinero que ha invertido Al Gore en su libro lo hubiera invertido en limpiar los mares, en reciclar los plásticos, los coches que tiran al mar y toda la inmundicia que contamina la atmósfera en formato de aerosoles, otro gallo nos cantaría. Como los mares ya no pueden albergar más mierda por centímetro cuadrado, pues lo disolvemos y creamos una capa Blanco Ariel que nos imposibilita ver el espacio donde nos movemos. Una capa blanquecina de metales y productos tóxicos que no los produce y expande la gente normal, en ningún lugar del planeta. Solo son la mafia y los políticos de Estados Unidos y China quienes deciden qué espolvorear sobre la masa, en las grandes urbes. Así vemos, que las grandes urbes tienen un hongo de mierda que gravita sobre el calor que despide el asfalto y la luz artificial, y que no deja que caiga al suelo. Algún día tendrán que hacer un gran aspirador que vuele y recoja esa gran mierda que calienta las grandes superficies habitadas. Gentes que tienen que ir provisionadas de tapabocas para poder respirar. Eso no lo hace la gente normal; lo producen los grandes países y sus formas de gobernar. Algo o alguien debe estar dirigiendo las mentes de esos descerebrados para hacer algo semejante como enfermar de pulmones e ictus a los, cada vez más jóvenes, habitantes.
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