sábado, 27 de julio de 2019

me sorprendo

me sorprendí la primera vez que acudí a Benidorm después de la jubilación. Nunca pensé que las señoras, señoras, izaran las bragas a modo de bandera libertaria. Aquellas señoras, señoras, a las que nadie había visto ni siquiera el tobillo, se quitaban las bragas a mitad de camino entre el destino y la residencia.
Y si tuve esa experiencia, ahora me sorprendo de lo rápido que aprendemos la diferencia entre la persona y lo que representa.
Ha sido agredida una mujer...
Una mujer..., ¿qué?
No nos quedamos con la representación de la mujer agredida, sino que tiene que pertenecer a un grupo determinado por "la fobia LGTBIglesiaQ+". La mujer, ama de casa, no tiene sentido dentro del martirologio judío de Soros.
Han agredido a una mujer... Trans. 
Ahora sí.
Transfobia. 
A este trans le hubiera gustado le trataran como a mujer agredida o persona agredida. Pero entonces, ¿dónde quedaría la fobia? La fobia es lo que vende; como se sienta la persona... es secundario. 
¡Hay que joderse!
Han clasificado a las personas del mismo modo que clasificamos las reses. El día que nos pongan el microchips personas, entonces seremos igual que animales de granja. Con todos tus datos personales desde el nacimiento hasta la muerte. Nombre de los padres, hermanos, sobrinos, esposas, hijos, etc., etc.
Ahora solo tendrán que acudir a los apartados LGTBIglesiaQ+, para tenerte identificado con solo la inicial correspondiente; al logotipo fóbico.
Con qué naturalidad nos van introduciendo en sus construcciones mentales aplicados a la  sociedad; en la convivencia. Y es de tan sutil prerrogativa que, encima, nos sentimos libres porque nos dejan ir de vacaciones a Benidorm, confiando en que nuestra seguridad esta a salvo con la señal que despide el móvil, la tarjeta de crédito, el chip del carnet de identidad, y dentro del empaste que te pusieron para que te pudieras reír, adecuada y ampliamente.
Pero, claro, en estos casos solo cuenta lo que tú sientas. Y eso está fuera de la realidad en la que vives. Esa realidad en la que nadie quiere penetrar porque tiene que hacer un esfuerzo para decidir, realmente, qué es lo que quiere ser, dentro del género humano. No, no, a mí dame marcha y déjame de historias.
¡Y la historia continúa entre la fobia y el dame marcha!
¡Qué pena!
mirad,
el Ayuntamiento de El Vendrel solicita despido a un trabajador por estar en contra del Colectivo LGTBIglesiaQ+. El Consistorio pide a la empresa de seguridad despida a su trabajador por estar militando en Democracia Nacional.
¡Qué, qué!

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