El nacionalismo vasco, con Sabino Arana a la cabeza, es el que más ha explotado la vena etnicista. Arana no habla explícitamente de «raza aria» pero está claro que bebe de las mismas fuentes que sus homólogos gallegos cuando expresa su odio por esa «raza latina», claramente inferior, de la que se compone España:
«Si a esta nación latina la viésemos despedazada por una conflagración intestina o una guerra internacional, nosotros lo celebraríamos con fruición y verdadero júbilo, así como pesaría sobre nosotros como la mayor de las desdichas, como agobie y aflige al ánimo del naufrago el no divisar en el horizonte ni costa ni embarcación, el que España prosperara y se engrandeciera.»
Sabino Arana, fabulador |
«El bizkaíno es de andar apuesto y varonil; el español, o no sabe andar (ejemplo, los quintos) o si es apuesto es tipo femenil (ejemplo, el torero).»
Se adelanta a la teoría del superhombre ario de los nazis (que curiosamente ha pasado al folclore popular en forma de chistes de vascos de fuerza descomunal) al afirmar:
«El bizkaíno es inteligente y hábil para toda clase de trabajos; el español es corto de inteligencia y carece de maña para los trabajos más sencillos. Preguntádselo a cualquier contratista de obras y sabréis que un bizkaíno hace en igual tiempo tanto como tres maketos juntos.»
Utiliza el euskera como barrera contra el mestizaje y como arma racista; nada que ver por tanto con un noble sentimiento de amor a ninguna lengua. He aquí la prueba:
«No el hablar éste o el otro idioma, sino la diferencia del lenguaje es el gran medio de preservarnos del contagio de los españoles y evitar el cruzamiento de las dos razas. Si nuestros invasores aprendieran el Euskera, tendríamos que abandonar éste, archivando cuidadosamente su gramática y su diccionario, y dedicarnos a hablar el ruso, el noruego o cualquier otro idioma desconocido para ellos, mientras estuviésemos sujetos a su dominio.»
«Si nos dieran a elegir entre una Bizkaya poblada de maketos que sólo hablasen Euskera y una Bizkaya poblada de bizkaínos que sólo hablasen el castellano, escogeríamos sin debitar esta segunda, porque es preferible la sustancia bizkaína con accidentes exóticos que pudieran eliminarse y sustituirse por los naturales, a una sustancia exótica con propiedades bizkaínas que nunca podrán cambiarla.»
«Tanto están obligados los bizkaínos a hablar su lengua nacional, como a no enseñársela a los maketos o españoles. No el hablar éste o el otro idioma, sino la diferencia del lenguaje es el gran medio de preservarnos del contacto con los españoles y evitar así el cruzamiento de las dos razas.»
Otras veces, el odio de Arana hacia todo lo «maketo» es tan rastrero que entra en contradicción con el mensaje victimista del vasquista que se siente miembro de una «nación oprimida». Así al leer lo que sigue, uno no puede dejar de preguntarse quién es realmente el opresor y quién el oprimido…
«El bizkaíno no vale para servir, ha nacido para ser señor ("etxejaun"); el español no ha nacido más que para ser vasallo y siervo (pulsad la empleomanía dentro de España, y si vais fuera de ella le veréis ejerciendo los oficios más humildes).»
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