jueves, 21 de septiembre de 2017

"En España

es una vergüenza que haya presos políticos". Dejó caer Pablo Iglesias, en Cataluña. Yo estoy de acuerdo menos en dos casos: que sean secesionistas o intenten montar un corralito, como Maduro en Venezuela. Pero, claro, lo de Maduro en Venezuela no es una democracia, sino una dictadura imitando a la de Franco, que tantos trastornos ha provocado en cierta gente.
Y, no puedo estar de acuerdo con Pablo, en cuanto que, su democracia y bien estar, se colige con los más violentos dentro del partido que sea.
"Los etarras ha sido lo mejor que ha pasado en España": -dijo-. Y se quedó tan pancho. No sé como se lo tomarían los familiares  de los muertos en el Hipercor de Barcelona, por las bombas que pusieron los mismos a los que adora.
No carece de falsedad cuando despotricó del Papa, de quien dijo, después de buscarse asiento político: "es la persona más inteligente y fantástica que he conocido". Sería la...: puesto que su corazón lo tenía entre los etarras, los judíos, Maduro, y las revueltas catalanas.
Es todo un hombre de acción. Es la reencarnación de Pablo de Tarso que, de tanto matar cristianos, al final, se hace, uno, con ellos. Y se  encabeza la kipá, frente al muro de las lamentaciones: "A dios rogando y con el mazo dando".
Ese es mi chico. Un salvador en la Corte del Rey Puigdemont. Una temática en las nuevas novelas de misterio, en esa Corte. Un ejemplo a no seguir por los jóvenes de las nuevas generaciones.

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