martes, 19 de octubre de 2021

ya se van dando cuenta

 los jóvenes de que, la universidad, no prepara para encontrar trabajo. Pero, por desgracia, sucede en Españá, en la Comunidad Europea no ha sido así desde hace muchos años. 
Eran los profesores quienes se preocupaban por ir conociendo las tendencias de los jóvenes hacia aquello que les gustaba. Y, hacia ahí, era, donde dirigían al joven. En España ni el profesorado ha sido competente, ni se ha reciclado. Se han dedicado a tener caras nuevas sin siquiera permitirse saber quienes eran y qué buscaban. Y así les va. 
Siempre he dicho que las universidades y centros "educativos", por llamarles de alguna forma, son guarderías de juventud sin futuro alguno. Al igual que los centros de ancianos, son guarderias para senior.
¿Qué finalidad tienen todos estos centros, escuelas y universidades?
Mantener a la gente fuera de las calles porque da muy mala espina ver que nadie hace nada en este país, llamado España, y, además con alguna previsión de futuro. Enclaustrados en aulas diarias parece que todo va bien... hasta que alguien se da cuenta de que, efectivamente, les están tomando la cabellera. Y, ahora, es, cuando se van oyendo voces en este sentido. La juventud se ha dado cuenta de que entran y salen de las salas de estudio que y van siendo sacrificados a medida que pasa el tiempo. Generación de estudiantes se pasean con sus graduaciones bajo el brazo sin que a nadie le importe un pimiento. En los trabajo actuales les importa más a las empresas (por su alto grado de personal en paro) quién les trabaja más por menos dinero. Eso es todo. Porque los niño de papa, tendrán trabajo en cualquier empresa de algún amigo o conocido. Así es como se desarrolla el sistema de empleo en la actualidad. Y los jóvenes se están dando cuenta de que no merece la pena estudiar por conseguir empleo, sino por conseguir cultura. Y, esta, es muy cara. De ahí que se echen al monte con su mochila a cuestas y pateen el mundo en busca de ese lugar donde poder quedarse a sabiendas de que, muy presumiblemente, no sea para siempre. Y siempre buscando el giro de los acontecimientos que les emplazarán a otros lugares llegado el caso. Itinerantes de por vida. 

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