jueves, 21 de noviembre de 2019

estoque, descabello y puntilla

Estoque o espada de matar toros.La espada es de acero de hoja templada a mano, diseñada para lacerar al toro cuando el torero considera que no se puede sacar más pases de un toro que está medio muerto. 
Descabello de torosEl estoque es la espada de cruceta que se utiliza si el torero ha sido un mal matador, y se hace necesario utilizar el estoque. Es la espada con la que se remata al toro en aquellas ocasiones que vemos a los toreros pinchar el hocico del animal para que baje la cabeza y poderlo rematar.
Puntilla de toreros.La puntilla la faena final que da por conocido que el toro ha sido rematado. 
 La crueldad de las corridas de toros: Un torero apuñala brutalmente a un toro en la cabezay este es el resultado de toda esa majestuosidad con que la creemos dar por concluida una corrida de toros. Con el toro muerto. ¡¿Y tus muertos?!
El tema de los toros no debería ser un tema político, ni entrar en esas lides. A ningún animal humano se le lleva a un lugar a matarlo de esta manera y no entiendo por qué a un astado sí es necesario matarlo así. 
Señores, señoras, aquél que quiera una corrida se lo pregunte a Belén Esteban. Ella y alguna que otra amiga buscaba a los toreros fuera de las plazas para pegarles los buenos pases. Y ninguno ha salido lacerado en la contienda.
¿Hace falta estar siempre hablando o escribiendo de lo misma a sabiendas de que lo que estamos haciendo, -aunque sea o se llame tradición- está mal hecho?
El Toro de la Vega pasó a ser tema político porque la tradición tiene un punto que se tropieza con la razón. Y la razón la tiene que poner un juez ante tanta sinrazón. No se puede llamar fiesta a todas aquellas que se originan en un país con derecho a matar a pinchazos, lancerazos, o descuelgacuellos, a animales que no tienen nada que ver en las fiestas de los putos humanos. Se desestimaron los recursos y se prohibieron las fiestas del Toro de la Vega, de la tirada del campanario de una cabra y de los patos descabezados.
Se hace necesario que en las fiestas los asistentes se busquen otros métodos para pasarlo bien. Y se siga llamando fiesta. Los animales -por lo general- no entran en nuestros descerebrados conocimientos de cómo tiene que ser una microfiesta de pueblo, una macropijada de ciudad, y cómo deben terminar. En ninguna he visto que se haya finalizado matando a la abuela, al abuelo o cortando el pito a ningún alcalde de pueblo o ciudad. ¡Ojo!, esto no quiere decir que a algunos sí sería necesario reconvertirlo en Virgo María. 
Carajo...,
dejemos a los animales andar como lo que son, animales. Con sus costumbres, sus ganas de vivir, de crecer, de ser competentes con otros de su especie por la continuación de la casta, y dejémonos de hegemonías criminales y atontamientos varios. 
Hegemonías criminales: ¿qué tiene que ver la cabeza de un caballo junto al que le avisan de sus deberes con la mafia? ¿Qué tiene que ver ese caballo al que le han  cortado la cabeza con llamarle la atención a alguien de que debe algo a los magníficus mafiosos? ¿No sería más juicioso llamarle por telefóno al aludido para avisarle de sus deberes mancomunales o dejarle una carta en el buzón?
Pues no.
Se tiene que recurrir al ritual del sangrado ajeno para recordarle a otro que es un burriciego y que se ha metido en un fregao del 33.
¡¡¡Fuera muerte de toros y de caballos!!!
Siempre recurrimos a los extremos, por no tener otro sagrado ofrendario para los dioses. Los chinos tienen montones de barritas de incienso para esos menesteres.
A ver si nos enteramos... Nosotros estamos para cuidar de todo lo que existe en el planeta y no, para dejarlo hecho un estercolero y un matadero. Los toreros y los mafiosos que se busquen otros trofeos para sus disparos indirectos.
¡A mamarla, cabrones!

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