viernes, 5 de julio de 2019

Albert Rivera

la naranja mecánica de Macron.
Albert está pasando uno de sus momentos más difíciles en el manejo de su política populista y mecanicista. Está perdiendo el horizonte y la línea de conducta en la articulación de la política española. No puede ser que la investidura de Sánchez sea la venda que impida la visión en el manejo y autoridad en el Macro cuadro político español. ES muy posible que su desvío al frente de Ciudadanos sea producto de un incierto manejo derivado de otros intereses de fuera de nuestro territorio. Tal vez, por esos manejos invisibles, Albert esté en las puertas y a la Luna de Valencia.
Bien lo decía el periodista...: Albert terminará como UPyD. Y estaba en lo cierto al comprender mejor que nadie que Rivera esnifa vientos de otras latitudes.
La avaricia rompe el saco, aunque le lleve su tiempo. 
Desgraciadamente muchas mentes que podrían decirse "brillantes", terminan en el cubo de la basura por culpa de quienes manejan los hilos de estos niños prodigio. 
¿Qué es la política?
Todos lo estamos viendo, menos los que viven de ella. Porque para saber bien lo que es una cosa hay que separarse de ella, lo justo, para poderla ver bien en su propio apogeo.
La política es como cualquier trabajo, menos por el Poder que da el estar introducido en ella. Un poder que engancha a los más débiles y debilita a los más fuertes. Por eso los políticos no deberían ser políticos... sino hombres y mujeres trabajando en empresas privadas con ánimo de aporte a las administraciones públicas. No como funcionario de carrera que ha conseguido el puesto definitivo a sus muchos años de estudio. Se acabó el señor preparado una vez consumado el amor con la administración. Se vuelve vago, déspota, engreído y díscolo en el manejo del habla y la ética.
El problema es cómo bajarles los humos cuando les hemos dejado todo en sus manos y, aunque les veamos dirigirse a un precipicio, encima les jaleamos.
Bajarles los humos.
Hacerles aterrizar del avión que han elegido y que, como con el Falcon, nos cuesta tanto a los españoles sus rabietas y mamoneos. Sacar los trapos sucios de sus armarios y en cueros..: pedirles sus responsabilidades. Mientras los españoles votemos y nos retiremos a que nos saquen las castañas del fuego... lo tendremos claro. Y los españoles somos así. Cualquier nos vale para depositar en él nuestras esperanzas y así terminamos años tras año, votación tras votación. No cualquiera vale como compromisario político para una España en evolución constante. Con otros políticos y sin la influencia interna de países externos..., seríamos los Ases en la Unión Europea y del mundo. Y, tal vez, nadie nos tendría que señalar dónde nos tenemos que sentar en el círculo mágico político mundial. Ahora, sí, parecemos párvulos en las reuniones de Tú a Tú, en el marco homónimo y social.

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