viernes, 7 de diciembre de 2018

según teorías

El 30 de junio de 1908 una bola de fuego atraviesa la atmósfera terrestre y explota a 8000 metros de altitud sobre el valle rocoso de la Tunguska rusa. La explosión equivaldría a una bomba nuclear de 12 megatones, la cual destrozó todo cuanto se hallaba bajo la onda explosiva y expansivo del objeto desintegrado. Lo curioso es que no hubo objeto desintegrado y sí, una extensión enorme de árboles tumbados hacia una misma dirección. 
Tunguska.pngSe especuló con la caída de un meteorito... pero la verdad es que explotó antes de caer, por lo que no pudo ser un bólido o roca cayendo con el consiguiente hoyo de impacto. Tampoco encontraron radiación que pudiera determinar que fue una bomba nuclear. Sin embargo, algo llama nuestra atención cuando empezamos a conocer los inventos de Tesla. Y su rayo de la muerte. Esos mismos en los que están empleando tanto tiempo los americanos, los rusos, los israelíes y los hindis...
Nos estamos refiriendo al proyecto HARP. Una altísima cantidad de energía condensada y proyectada sobre la atmósfera que envuelve la tierra y su rebote autodirigido hacia un lugar determinado y, por tanto, elegido.
Una cantidad de energía capaz de provocar tsunamis, terremotos, maremotos, huracanes, cambiar la atmósfera de una región para bien o para mal.
Por tanto, creemos, que la catástrofe producida en la Tunguska rusa fue una prueba contundente del poder destructivo del rayo de la muerte, cuyo artilugio está compuesto por multitud de antenas que reciben, condensan y lanzan esa cantidad de energía áurica del planeta hacia un objetivo prefijado.
Nada de objeto no identificado, nada de bólido extraño o bomba atómica...El HARP como artilugio de arma de destrucción masiva.
Creo que se nos olvida que todo el cambio climático que tanto vocean desde los poderosos Estados Unidos, están producidos por la utilización de ese potencial energético que energiza la capa y se expande a modo de rayos de tormenta. Tanto se dirigen al suelo como se expanden por la atmósfera creando una capa a modo de chemtrail. Que, curiosamente, también se expanden hacia los 8.000 metros de altitud; la misma en la que explotó el objeto en la Tunguska.

1 comentario:

kaos dijo...

Hola Gabriel!

Soy Antonio, coincidimos en la alegría de Picasso

La vía Láctea = camino de Santiago....

tenemos que quedar un día por ahí, estas invitado a participar en la peli que estoy preparando como como asesor del departamento de arte y localizaciones...

Viva el arte y los artistas, viva Gabriel