lunes, 3 de diciembre de 2018

oh, pobres migrantes

yo abogo para que España acoja a toda la camada de procedencia negra. 
¡Son tan majos y quedan tan bien entre los blancos! 
Ese contraste negro sobre blanco, mosaico masón, luce  molón en bares y restaurantes, como anuncio publicitario de que ese dueño ha tenido a bien contratar a migrantes en su establecimiento. Ahora bien, no preguntes lo que le pagan al negro porque eso es cuestión entre el negro y el dueño del establecimiento. Ahí solo compete a los inspectores que no pasan nunca porque joderían el negocio -buenista- de los empresario españoles. Mano de obra que jode la regulación sindical de lo establecido como moneda de cambio. Tú me pagas lo que corresponde oficialmente y yo te trabajo por ese intercambio. No, que yo te trabajo y me das lo que te da la gana. 
El caso es que los negros vienen y tienen a toda la curia y banco de alimentos a sus pies. Que no se te ocurra, como español necesitado, ir al banco de alimentos, a la Casa Grande o Caritas a pedir limosna. Porque, amigos, no te socorren. Son como los empresarios acogedores de migrantes. ¡¡¡Qué buenas personas estos empresarios, estos curas, esta Iglesia, esta puta mentira!!!
No doy ni agua, a quienes están por la calle pidiendo limosna, y menos, si tienen un animal atado como si de un circo se tratara. 
Vergüenza ver a una individua rumana en la puerta principal de la Catedral de Valencia, (a la que llaman la araña), arrastrándose, enseñando pierna, más mierda que un gallinero, con dos pisos en alquiler en Valencia, más lo que manda a sus familiares a Rumanía, más la paguita que damos por amor al prójimo, más... 
Hostia puta, Tú, carajo. 
¿Estamos imbéciles? 
¿Qué hace una sudamericana de asistenta social, en el Ayuntamiento, para decirme que yo no tengo derecho a nada, siendo español?
¿Pero qué tipo de hijos de puta tenemos en los Ayuntamientos? ¿Qué tipos de subnormales estamos votando para jodernos la vida?
No ayudo a nadie, y escupo al suelo cuando les veo pedir con sus teléfonos móviles de última generación y ropa recién donada, por sus buenistas acogedores.
Estoy por la labor de que vengan todos los que puedan a Valencia y a ver si con ese despiporre saltan las bancas y nos vamos al carajo de una puta vez.

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