lunes, 10 de diciembre de 2018

camisas pardas vs camisas azules

la sangre Cheyenne se subleva en Cataluña.
El jefe, Toro Cabreado, de Torra, se ha levantado en pie de guerra en la reserva india al noreste del gobierno de la Nación. Insta a deponer las armas antes de que se le ericen las plumas del  copete y mande a sus miuras a cortar los caminos, cortar cabelleras y ofrecérselas a otros colonos como amuleto de negociaciones. Existe otra tribu Sioux (son malos malotes matan a hombres blancos por culpa de la Virgen de Regla): los etarresen, del norte del País, que negocian con Toro Cabreado levantarse en armas contra el Gran Jefe Falconetti. Están en un tris de añadir nuevas plumas al copete y montar la de Dios es Cristo. Por si acaso...: el gran jefe blanco, Falconetti, se ha marchado en su caballo de hierro Falcon, en busca de reservas donde poderles encajonar. 
Tanto el jefe Cheyenne como el jefe Sioux no están muy contentos con el Gran Jefe Blanco por no darles los regalos que les había prometido en su última negociación. Y es que los jefes blancos, en general, no suelen cumplir con las negociaciones una vez que tienen agarrados los búfalos por los cuernos.
En verdad en verdad os digo: en Cataluña hay un virus que hace  a los dirigentes tontos ¿o es que el virus lo llevan en la sangre? 
¡Son tan puros que han degenerado en su genética!
El caso es que estos señores se levantan contra el Estado de la Nación y no hay nadie de ese Estado que les plante cara. 
¡Manda huevos, carajo!...
El Rey anda en líos con su esposa regañona y no tiene tiempo entre llamarla al orden y que se vuelva a cabrear. No tiene relación con la consorte. Es un sin vivir en él. Le falta tiempo con tanto marujeo con el personal, en palacio; no se aclara con las niñas cuyo carácter tienden a la mamá política. Está perdido en una dimensión paralela y para-lelos que no sabe como salir.  No atiende las consignas que le mandan los Cheyenne, desde  el territorio Sioux. Que tanto monta montan tanto.
En fin
que este finde festivo se lo han tomado en plan cabreo, y no han parado de hacer estupideces en Cataluña los niñatos yihadistas, negratas, moros y gente de mal vivir. Pero es que les pagan para eso, y los pobres pues no tienen más narices que cumplir los reglamentos de inmigración catalán.
¡Vosotros sois catalans, y tenéis que sublevaros contra los españoles!
Ha sido el juramento que han hecho con las huestes del lugar. 
Y, ahí los tienes, que, en vez de haberles dejado visitar a sus padres en Siria, Mubunba y Marruecos, han tenido que currar todas las fiestas colocando barreras y neumáticos por toda la región, para tropiezo y maldiciones del común  de los mortales. 
¡No sé cómo se lo van a tomar los sindicatos!... 
Ah, perdón, que ya no existen: se han vendido al mejor postor. Han hecho lo mismo que los Sioux y los Cheyenne.
¡Maricón el último!...

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