sábado, 1 de diciembre de 2018

dejémonos de patochadas

esta mañana en la radio he escuchado la conversación de dos cazadores que por su palabrería dejaban bien a las claras lo trasnochado de sus vidas. Daban razones de peso para seguir con la caza de animales silvestres que pululan por los montes valencianos, y de la continuidad de la tradición festera. Ponían de ejemplo al toro de la Vega que, como todos sabemos, se ha prohibido el tormento al que se sometía al animal. El toro sale por la campiña pero ya no es tratado como diana de infinitas jeringuillas que le clavaban a medida que pasaba cerca de los festeros. Eso no es trato de un hombre que ama la caza. Simplemente los festejos con este tipo de animales debe ser interrumpido y se puede torear y jugar con un toro en la plaza sin tener que rematarle. Si los toros tuvieran la misma capacidad de matar cazadores hoy no habría ninguno, solo estarían en la memoria de aquellos que los hemos visto cazar. A nadie le gusta que tiren una cabra desde un campanario para que se destroce viva. Qué tipo de animal hace una cosa de esas: los hombres en sus fiestas tradicionales.
Si esto nos parece bonito, no sé qué sentido tiene el hacedor de esta judiada, enjundia. 
Tampoco tienen sentido que un perro esté todo el santo día sentado o tumbado al lado de un tipo que no hace otra cosa que pedir dinero. ¿Qué culpa tiene el animal de tener un desgraciado, para imponerle su misma mísera existencia?
Por favor dejemos de ver la vida desde la distancia de 80 años. Va siendo hora que los animales tengan un respiro y no tengan necesidad de estar pendientes de cuándo les van a dar el matarile. Que es tanto como estar en posición de guerra entre dos países y estar esperando cuándo caerá la primer bomba. ¿Estamos a favor de las guerras por la inseguridad que crean en la población? Dejemos que los animales mueran por ellos mismos como nos pasa a los hombres, y no dejemos nos influya el que en la Biblia de los Papas ponga que el hombre le fue concedido el derecho de hacer y deshacer a su antojo en la Naturaleza. ¡Así nos va! La Amazonía el día que dejen de talar árboles estoy seguro que respiraremos mierda, por lo que nos acordaremos de tanta tala descontrolada. 
No. El hombre no puede tener el control de la T¡erra porque acabaremos con ella. Los intereses monetarios son superiores al control mental de los habitantes.
¡No vamos bien, si no cambiamos nuestra forma de visión interna!

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