martes, 3 de septiembre de 2013

esto es un sin vivir

y es que no cuadran las cuentas. Ni siquiera las de la Iglesia. Después de que ciertos cardenales dijeran que, por debajo de las puertas de San Pedro se cuela el humo del infierno (por ciertos ritos satáncos realizados en las catacumbas, junto a las momias de los anteriores papas).
Ahora, el cardenal Tarcio Bertone, asegura, haber sido atacado por una red de cuervos  y de víboras; siempre desde dentro del Vaticano, se entiende.
(Lagarto, lagarto: diría mi madre, al ser nombradas las culebras. Y tú serpiente: respondería un mariquita al ser catalogada de víbora). 
Y todo en el mandato de este bendito de Francisco.
¡Esto es un sin vivir!, -debe pensar Franc.
¡Debo hacer un exorcismo!, -debe seguir pensando.
¡Si es que no puede ser!
Demasiado cura, cardenal, obispo, papa, hombres con sotana y mucho falo; falo al que suelen venerar y cuya escultura está en el centro de la plaza de San Pedro y frente a la ventana donde duerme el papa de turno. Ese obelisco erecto, culto sumerio al supuesto ángel caído.
Y ésto, querámoslo o no, provoca conspiraciones, escándalos varios, despilfarros de millones de dólares, operaciones financieras infructuosas, Vatileaks: por medio, y la mafi italiana como amigos inseparables y de negocios, del Vaticano. Todo este batiburrillo debe ser a quien se refiere el cardenal Bertone, como cuervos y víboras.
Así está la casa de Dios en la Tierra. Algo o mucho parecido con la del Rey, en la Zarzuela. Ha sido jubilarse Dios y montarse la del Cristo. ¿Será por eso por lo que no quiere jubilarse el monarca, todavía?

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