aparecen por la capital del Turia un enjambre de aviones formando cuadros con sus estelas químicas de polvo de tiza. Esto entra a formar parte o es parte de la Agenda 2030 para la contaminación atmosférica y su geoingeniería planetaria. Tener el control de la atmósfera, es sin duda, una de las prioridades de los magnates de la lluvia, el derretimiento de los polos, y a saber qué judiadas más tendrán dentro de la dichosa Agenda.
¿Por qué los políticos regionales no se preguntan o preguntan a quien lo sepa por esos aviones militares sin identificar, espolvoreando los cielos como si no hubiera vertederos donde depositar las mierdas químicas. Y, si no los hay, lo podemos industrializar de otra forma o manera. Pero tirarlo o esparcirlo a la atmósfera creo que no tiene razón de ser.
No me vengáis a decir que estos chorros de -lo que sea- es el combustible al paso de los motores. Porque no es así. Si los aviones desprendieran humo al despegar no habría quien aterrizara en un aeropuerto.
Ya está bien de chotearse de la gente y nos digan qué cojones es eso que tiran a su paso por las ciudades. El caso es que no pasa uno sino que pasan varios a la vez y, sobre todo, de Norte a Sur, y viceversa. Creando unas estelas que luego brillan y deslumbran, al contacto con la luz solar.
Mira que hace años que venimos denunciando, en los blogs, este tipo de comportamiento de determinados aviones que no tienen distintivo alguno en sus chasis. Y que utilizan un sistema distinto al resto de aviones de tránsito normal.
Queremos saber qué cojones nos están fumigando.
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