sábado, 6 de octubre de 2018

me ecanta ver

cómo la élite nos prepara para una buena y abundante cantidad de medicamentos para poder abordar, con tiempo y calma, la pestilencia que derrochan sobre nosotros. Nadie dice nada! Los aviones militares siguen convirtiendo el espacio en un estercolero de sustancias tóxicas y oxidantes, para nuestro propio beneficio. Qué buenas personas son los componentes de la élite superior. Siempre mirando por nuestra salud! Se han convertido en los adalides de nuestra vida y milagros y si seguimos así, con ellos, bajo su tutela, pocos milagros vamos a poder hacer. Me pregunto si cuando fumigan nuestros espacios aéreos sus majestades están en el polo norte o en el sur. No entiendo se permitan morir de cáncer u otras de pulmón, por ser fieles o perros falderos a los desmanes de sus amos luciferinos. ¿Acaso hay una vacuna contra todas las porquerías que se permiten pulverizar sobre y entorno nuestro? Pues por ahí debe de ir la cosa, porque ya digo que no entendería su posición si contamos con que no hay un tonto -perdonen los tontos- se tiren piedras a su tejado. Estos que comentamos sí. Son tan apasionados con su liturgia diaria que no ven lo que les cagan encima. No me extraña que los políticos más desprestigiados, enrabietados, e inseguros de sus personas, se den en la línea del Mediterráneo. Litoral que llama poderosamente la atención de los aviones que no dejan de pasar una y otra vez, de abajo arriba y de arriba abajo, en un esquema de crucigrama donde puede leerse la palabra muerte. pues, nada, amigos no hay más remedio que irse preparando para la mayor contaminación atmosférica de toda nuestra existencia. Con ella vendrán las tormentas eléctricas jamás registradas por su difusión a través de los metales contaminantes y no veremos que detrás de cada relámpago hay un trueno acusador.

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