miércoles, 31 de octubre de 2018

la Gürtel, la campana

Cospedal, el badajo...
Si esto no termina con el Pp, difícilmente se dará otra circunstancia mayor para terminar con el partido.
No he visto cosa más desagradable que esta señora, que la señora Santamaría y el señor Mariano. Sí. han habido otros casos del PSOE, en la dinastía Zapatero, que dejó por los suelos las siglas que la componían. La, P, la dejaron bien partida. La, S, solo paro extranjeros. La, O, fue un símbolo milenario en oído fácil. Y, lo de español, señores, nunca han sido españoles en el partido de izquierdas. Alguien eligió esas siglas como compromiso intencionado... pero quedó en eso, en intenciones.
Y, en intenciones estamos, con los niños jóvenes que mean en las esquinas de las comunidades para dejar rastro de sus inquinas. Hace falta un macho Alpha y se enseñan los colmillos allá donde se encuentran. Bien, saben, por experiencia, que, no han de morderse porque pertenecen a la misma camada; solo que hay que ponerse gallito por el qué dirán de sus oponentes. La historia marca sus líneas y ellos la siguen. Si no tuvieran encontronazos no servirían para políticos... y la sangre no llega al río.
A, excepción hecha, de la del Rey, que cada día que pasa está menos visible y más comadreja. "Dame pan y llámame tonto", es la tonadilla con la que se sientan en la mesa la familia real. Y, mientras preparan a la princesita en su trece cumpleaños..., los terroristas catalanes se preparan para el gran salto final a la corona. Puigdemont se enroca en el maletero del coche huído, mientras Torra se pone rojo y no del mar Mediterráneo. Su rojo es puro. Es la mala índole que le entra al no encontrar el marco legal para defenestrar a Su Alteza Real (SAR.) Sigue investigando por si en el mundo mundial hubiera nacido alguien con la fórmula de la desbancada monárquica. Muerto el rey, viva la república. Y, en su frente, el único, el colosal, el inigualable, Puigdemont y otros tontos del montón. 
Dios, rezo, no me dejes morir antes de haber visto la cara de felicidad de los independentistas consumar su momento glorioso; con todo lo que les ha costado y les va a costar... Padre, pasa de mí este Cáliz, pero si he de verlo, por favor, que sea pronto. Aunque sea pecaminoso quiero ver la cara santo, radiante, de Puigdemont. San Sadurní de Noia deberían bautizar a Puigdemont cuando alcance el estado de gracia, de santidad, que ilumina e irradia la testuz, y, sobre todo, por la cantidad de gases que va a desventar. Ríete de la muerte de Tu Hijo. Va a ser tan sonado que las campanas no van a parar de teñir y las palomas de subir y bajar del cielo. Algo grande, descomunal, va a dejar huella en el mundo para las nuevas generaciones de terrícolas. Ni el Diluvio, ni san Miguel, van a ser comparables con las hazañas del ángel caído de Puigdemont.
¡Sálvenos Dios del Gran Cataclismo que estamos a punto de pasar!
Por fin se va a dar lo que tanto han profetizado los astros y los escritos védicos, mitraicos, egipcios, mesopotámicos...: ¡Es el tiempo de la recogida, del Imperio Republicano de Cataluña!
Oh, dioses del Olimpo, por qué santa paciencia en vuestros egos, que no habéis adelantado un poco el tiempo, para regocijo del alma de los independentistas. Por qué no darle quijada al cainita Torra para que pudiera matar al resto de sus hermanos españoles, españoles.
Mira que os gusta jugar con los sentimientos de los humanos catalanes, que tan cerca de vuestra alcurnia se encuentran. Arrebatadles, oh dioses, los pensamientos y hacer con ello cicuta, para el entierro de monseñores.
En, fin, no voy a daros opiniones, no vaya se revuelva contra mis adoradas ansias, de verles envueltos en llamas, de las profundas cavernas, de donde ascendieron.
Qué profunda calma a mi mente arriba de tales premisas que ponéis en ella. Yo, los ojos cierro, y mis dedos escriben los latidos que desde vuestras mentes percibo. Vuelvo solícito al oído y escucho el susurro de vuestros aleteos cerca de ellos. Me parecen mariposas, pero con la fuerza de tormentas en torrenteras. No abuséis de mis dominios, y preparad el destino de tanto muerto en vida. No se puede sacar cabeza, de tanta espesura atmosférica, que habéis creado sobre y alrededor de ellas. Me consta que desear queréis escriba vuestros deseos metafísicos. Mas, yo no soy hombre de locuaz manera, ni instrumento de destinos. Alguien podría salir malherido interno, sin que mi alocución, sea totalmente mía. Si buscáis chivos, con los cuernos suelen hacer floreros de la abundancia, de los que Zeus cortaba. Yo soy más bien oveja que chivo, ya me siento oprimido por tantos porculeros que habéis puesto al paso. Y desprecio los senderos por los que lleváis el rebaño... No, no contéis conmigo para ese sínodo, que más castigo parece, que libertad obliga. 
Oh dioses del Olimpo, no juguéis con nuestros destinos, y dejar que vayamos saliendo del mundo de Ulises, donde las sirenas cantaban y con ello, embelesaban, a los desdichados marineros que por allí faenaban. En ese mundo de falsa armonía mantenemos los sentidos, y se nos pasa brasa, y nos llena calma del último suspiro, sin haber alcanzado vuestros reinos divinos. ¡Hemos vuelto a perder la sal del destino! Y vuelta a empezar.

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