queda el PP de Guardiola y de Feijóo frente a la formación de VOX. Esta formación ha desplazado a la psoe y se ha convertido en la mano reguladora de un país de derechas con pretensiones de cambio a nivel nacional. Ya sabemos, por experiencia, lo que es estar gobernados por la zurda de un completo majadero en la Corte del rey Felipe. Algo que, al rey Felipe, no le molesta o disgusta demasiado. La cuestión está en que Abascal conoce (ya se lo ha hecho saber donde están gobernando juntos) que no le va a doler prendas decirle las cosas claras por muy Feijóo que sea. Los convenios entre partidos deben cumplirse a rajatabla. No se puede firmar una cosa y quejarse después. Vox desde un principio ha sido claro en la aportación de peticiones y, si ha sido aprobado por ambos partidos, no hay más que hablar: se lleva a cabo y se toman las medias apropiadas para cumplirlas. A VOX (lo ha dicho por activa y por pasiva) le interesa enormemente el tema de la inmigración porque es un claro ejemplo de los problemas que estamos padeciendo en nuestro país y en los países de alrededor. Francia está que no puede más con el islamismo y Abascal no quiere que en España nos pase lo mismo y tengamos que tirar la toalla por culpa de desarrapados personajes sin aporte alguno a los españoles. Muy al contrario. Todo lo que hacen estos niñatos se argumenta mediante la amenaza, la agresión, y la falta de empatía donde viven y se desarrollan. No queremos gentuza así. Sánchez les ha traído y Abascal debe sacarles de nuestras calles, de nuestras ciudades, de nuestro país. Los niños deben estar con sus padres. Y, no, que sus padres les traigan y nos los dejen a mesa, mantel y prostitución.
Feijóo, siamés de Sánchez, no está por la labor de embarcar a los inmigrantes que nos sobran por todos los lados, y por tanto, Abascal dice de el PP, lo que dice. Feijóo debe quitarse la careta y demostrar que tiene lo que debe tener un presidente de gobierno nacional y dejarse de monsergas contra Vox. Se ha dado un paso decisivo en el desmoronamiento de la casta socialista sanchista y, para ello, se necesita tener los huevos para enfrentarse a lo que haga falta. En España no queremos tener un país como Francia. La Italia de Meloni ha ido poco a poco poniendo los medios para parar la debacle que provocan los islamistas asquerosos. Fuera pagas y de nuestro suelo.
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