martes, 9 de diciembre de 2025

con estos amigos

¿quién quiere enemigos?
Esto es lo que yo me pregunto siendo miembro de los 27 gobiernos que representamos la Unión y el Euro, en Europa. Y recordando, que pertenecemos a la OTAN desde que Felipe González nos abrió la puerta a estos socios. Socios que han sido más dañinos que si no hubiéramos entrado a formar parte de ellos. Pues, ahora, viene Trump a meternos miedo por aquello de... ¿Qué?
Todos sabemos que Sánchez ha sido y, lo es, un truhán al servicio del mejor postor, como así nos lo ha presentado el monarca marroquí, y todos aquellos que han visto en Sánchez una muñeca hinchable china. Se ha prestado a todo tipo de variétés como si de una corista se tratara. Y, ello, nos ha llevado a un problema político mundial de no te menees. Ahora el que coja el testigo político se las va a ver y desear para salir del embrollo en el que nos ha metido la psoe con unos y con otros. 
Lo que me perjudica más es que hayamos estado inflando el pastel de los americanos en España, a base de bases y otras lindezas, con carcajadas varias... resultando ser totalmente improductivo con un personaje como Trump. Que si Sánchez es un memo del carajo en grado superlativo..., el señor Trump tampoco se distancia tanto de la tontuna y la dejadez del personaje que debería ofrecer cara a los demás. No entiendo tenga a toda Europa en un ¡ay! con vistas a visionar el barco maravilloso que da espanto y pavor a quien lo ve. Si no se lo pregunten a Maduro que ha tenido un sobresalto místico al ver lo que se le venía encima.
Bien mirado,
si tiramos la vista atrás y calculamos, sopesamos, comparamos unos presidentes de gobierno con otros de la era actual mundial... estamos a punto de tomar el primer ovni que aparezca y mandarles a tomar por el culo. Porque entre ellos, el Papa y toda la camarilla que está alrededor... uno se siente totalmente perdido y humillado. Aunque la humillación tendrían que tenerla estos merluzos sin un atisbo de intelectualidad para ocupar puesto de relevancia.
Madre del Amor Hermoso dónde nos hemos metido que ahora no disponemos de nadie capaz de ver la luz al final del túnel. Sin contar con el túnel de Cantabria, claro. 

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