de lo que pensé la primera vez que entraron al gobierno: Esa mujer se la han preparado a Trump por ser él quien es. Al igual que a Obama su querida esposa. Son las esposas florero, televisivo. La mayor parte de estos miuras de la política son figuras impostadas. Les rodea una vida de secretismo y curriculum acoplado como a Sánchez su querida esposa. Ni de literatura, ni de matemáticas, ni de materia alguna. Tienen unos curriculum acoplados al personaje que hacen, de Wikipedia, una herramienta que se acopla a una falsa identidad del personaje y, a partir de ahí, todo está mal. Todo es ficción. Al personaje le acompaña un halo de impostada personalidad. Lo hacen con el propósito de mantener un principio de seguridad, tanto en la vida profesional, como la privada. Por eso nadie sabe cuando un presidente de gobierno viaja a otros países o cuando vuelve. O si ha salido o no.
Nadie sabe si los hijos de estos personajes so suyos o no. Si sus parejas son hombres o mujeres travestidos. Si son más naturales cuando acuden a orgías o si sus parejas pertenecen a ese ámbito social. He ahí que se desprende del intercambio de parejas: muchas de esas parejas son prostitutas y no la mujer a intercambiar.
Que estamos viviendo una vida de humo y fantasía no hay más que ver las películas de Walt Disney y de Hollywood. Nos dan la mejor perspectiva del mundo en el que miramos sin ver... Una realidad ficticia o una ficción en tres dimensiones.
Total,
que el personaje no me dice nada. Es más bien un poco antinatural como su esposa y su niño. Un engranaje de vidas diferentes... viviendo vidas diferentes... sin contacto alguno. Recordemos en la primera etapa de Trump con Mélani que no se tocaban. Ella no hacía más que retirar su mano cuando él acudía a formalizar la pareja en presencia del pueblo americano.
La realidad es que no sé cuál de los dos es más de ficción y cuál de fantasía.
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