resurrección de Jesús, El Cristo.
Ayer, el Papa Francisco, tuvo el feliz arrebato propio del Espiritu Santo. Dejó este mundo a la vez que la energía Crística se derramaba sobre los habitantes del planeta. El Espíritu de Dios abatiéndose sobre la población mundial.
Digo esto en contraposición a los pensamientos que tenía sobre la figura del Francisco. No me gustaba; no me gustaba nada. Y vosotros lleváis la razón al pensar por qué carajo le iba a importar lo que yo pensara de sus modales y motivaciones.
Pero es aquí donde yo tengo la conciencia manchada de ideas contrarias a Su persona.
No me gusta que la religión tenga necesidad de estar preñada por la influencia del mundo. No creo que desde la Iglesia se pueda pasar desapercibido estando la mitad del planeta en guerra contra la otra mitad.
No me gusta el buenismo ni los buenos pensamientos de acoger a la gente con ideas contrarias al lugar en el que les acogemos. Sienten que es nuestro deber de acogida aunque los resultados sean nefastos. Una mínima cantidad no puede ni debe ir contra toda una población o nación por muy creyentes que seamos.
El Papa era de esta condición de acogida, menos... en el Vaticano: <<Consejos doy que para mi no tengo.>>
Siempre la misma candosidad más impostada que sentida.
A mi apreciación: Francisco era como la Madre Teresa de Calcuta. Ésta No hacía honor a los enfermos a los que trataba como si fueran escoria: <<Si Jesús había sufrido, -les decía-, en la Cruz... Ellos debían sufrir igualmente.>> Gente sin compasión en su interior y en sus modales. Francisco no se libraba de este comportamiento mezquino: tenía la mano larga a la hora de zafarse de los adeptos. Qué, a santo de quién, debemos enaltecer los egos mundanos del Prelado.
A mi entender era más de ideas comunistas, que Ratzinger de las juventudes hitlerianas. El mundo es un pañuelo que se <<une>> por los extremos. Y así nos va.

No quiero ser cenizo pero a el Papa no se le ve muy cómodo en esa caja. Le queda pequeña por los costados. Pero creo que es así como le ha gustado que le entierren.