Junqueras en la cárcel

nadie puede decir que a Junqueras no le ha sentado bien la estancia en las dependencias estatales españolas. 

Ha salido gordito y fortalecido en la política. 

Ha tenido mucho tiempo para abordar esos sentimientos patrióticos de introspección al llanto amargo de un preso español. Sin embargo, ni tan llantos ni tan amargos, de haber caído en la cárcel de Picassent. Un privilegiado después de un autogolpe al Estado catalán. Los autogolpes al Estado autonómico, resultan bastante gratis a los infractores políticos, que los llevan a cabo en pro de un independentismo fraudulento. 

Total;

el chaval se ha volcado en un mitin aplastante hacia sus compañeros de partido y simpatizantes. Todo, antes de abandonar el Parlamento hacia la cárcel de nuevo.

Nada de abandonar la idea de la independencia. Para nada. Más bien ha cargado pilas y se ha abocado a un mitin -si cabe- más represivo contra el Estado Central. La cárcel -dice- no debe ser el impedimento para provocar las ira de los dioses. Necesitan de los CDR para seguir la lucha contra todo y contra todos en España y en Cataluña. 

Todo un mitin que debería haber sido controlado por las Fuerzas de Seguridad del Estado y corregido inmediatamente, sobre todo, porque está en la cárcel por provocar los mismos sentimientos de ira contra los españoles en general... y los efectos que se desataron por aquello...

Hoy no ha estado presente Torra. Ha faltado al saludo con lo bien que se llevaban. Llevaban.

Este individuo debe ser el ejemplo de que la política debe seguir unos cauces marcados para la convivencia entre todos los españoles. Deben quitarse de la cabeza que Cataluña es un pastel al que le pueden echar el diente o venderlo... a sabiendas de que hay una justicia que impera sobre todos los que se la intentan saltar. Y, máxime, si la oposición se da en los representantes públicos autonómicos.