cuando los Estados chocan con la religión. El poder de la avaricia contra el fanatismo religioso. Y eso lo sabemos bien quienes se proclamaron durante milenios el sustentar y dirigir la vida de los pueblos y la de los cielos. Eso de tener un Dios que te hace dueño de la vida y la muerte es muy significativo. Y si encima se te junta el fanatismo y un poco de psicopatología..., aún se incrementa más la insensatez de los actos a los que nos tienen, también, acostumbrados. Hay países religiosos que llevan toda la vida con guerras intestinas. No serán muy religiosos cuando culminan sus rezos y se disponen a matar. Por lo que deduzco que no puede ser bueno rezar de rodillas y genuflexionar los riñones dando el culo al de atrás.
La estampa de los dos mega campeones insultándose con la visión de bomba atómica entre los dos..., no deja a nadie indiferente. Porque tanto el uno como el otro justifican sus actos por sus respectivas culpas, siendo los dos igual de indeseables, psicópatas y perros de paja. Sus carencias mentales son de tal grado de inmadurez que me provoca pavor tenerles al frente de los designios de grandes Estados. Y ese fenómeno singular que fortalece la personalidad de cada uno de ellos, es lo que puede traernos la mayor hecatombe mundial, de la historia de la humanidad. Observarles no tranquiliza, más bien desata antipatías y malos rollos. El uno por su gento de payaso y el otro por su gesto de patriarca trasnochado. Menos gilipolleces y a trabajar al campo. A plantar patatas, cabrones.
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