ayer charlaba con una pareja llegada de Barcelona a Valencia, y les dejé caer la inseguridad ciudadana que se vive en la capital. La respuesta fue contundente...:
-En Barcelona no existe ese porcentaje de delitos comunes de los que se habla. -Es una manipulación de los medios por el tema de la independencia.
Hoy vuelven a la carga los medios comentando que una cifra aproximada de 100.000 barceloneses han tenido que cambiar de domicilio. Aunque, eso sí, les está costando dejar Barcelona y, por supuesto, su barrio.
¿Es notable la tontez en la que podemos caer por culpa de no reconocer el aumento de gentuza llegada a Cataluña, -gracias al buenismo e independentismo de Colau-, y que ha traído consigo la inestabilidad de la provincia?
Realmente quieren desestabilizar el gobierno central, entorpeciendo el desarrollo político necesario para una convivencia estable y duradera. Es evidente que los 800.000 yihadistas dormidos -(que no trabajando)- en espera de ser despertados y subir el calor independentista en la zona...: es hecho notable, y se empieza a dar sus frutos. (A los yihadistas de chancla, les cuesta un poco espabilarse, porque son de torcer la cerviz hacia la Meca, -no para buscar trabajo-, -no de coger naranja o verdura, no-, que para eso tienen al Ayuntamiento de Colau que les da sopa boba de diario.)
Su galbaneo es tan rutinario que llevan impreso hasta las marcas de las baldosas donde aposentan sus asquerosos culos. Infestados de marranos tenemos Valencia y el Alcalde está dispuesto a seguir los dictados de los independentistas catalanes. Como no tienen huevos para salir ellos a la calle, admiten cualquier tipo de insecto para llevar a cabo sus actos piratas. (Escuchar a Torra comentarlo, te dan ganas de colorearle, la cara de pan, a base de hostias.) Estos echan y echaban la culpa a los peperos de haberse llevados los euros, y los nuevos ricos de izquierdas se quieren quedar con los euros y con la comunidad donde rigen sus dominios. Estos se quieren quedar con las flores, el florero y el agua que contiene. Todo. Admirable.
¡Qué contentos están con ellos!
Da gozo salir a pasear por la capital y verles sentados en el suelo, con un rodal de haberse meado porque en ninguna cafetería les dejan entrar. Son puercos de raza y nacimiento, y por eso mismo no comen cerdo. No quieren comerse a sus hermanos.
Estos ataques solo se consiguen terminar yendo los ciudadanos al Ayuntamiento con azadas, con tractores, con arreos de labranza para enseñarle al Alcalde de dónde viene lo que come a diario. Que no es producto, expresamente, de los sembrado o recogido por estos cochinos de mierda.
¡¡¡Fuera de España, ya!!!
Y a quien los quiera, que se los quede.
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