que vivir nadando en mierda y decir que es santa. Como si la mierda santa no manchara.
Esto es lo que nos está pasando con la carne mechada infestada de listeria y de la que intentan sacar ileso a la empresa responsable de la misma por falta de higiene y de los mecanismo de protección que se deberían haber tenido desde la inspección. Pero la inspección, en España, es igual de irregular que la habida en cualquier país tercermundista. Por mucho que los componentes de La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, se les llene la boca de lo contrario. Como si realmente las inspecciones fueran de una frecuencia rayana a lo pesado. Fíjate si es así, que, ni siquiera el responsable de la fábrica sabía cuándo había pasado una inspección. No existen inspecciones. Como no ha existido policía local, en Valencia, en verano. ¿Por qué? Porque les dan vacaciones por el montante de veraneantes que arriban y no es estadística para tener dos policías locales rondando las calles de la capital. Sí que están en la puerta del Ayuntamiento. Pero no hay dinero para nada más. Es decir, sí hay dinero para más pero así se lo guardan para poder presumir de que el Alcalde ha sabido controlar la hucha del Ayuntamiento. Y, por ese motivo, los chorizos han hecho campaña de lo bien que se puede robar en Valencia a los cuatro visitantes que les ha dado por venir a que les roben, como tampoco han hecho ascos a los valencianos, si han podido abrirle la mochila. Y eso en la misma calle de Serranos... extensible a las calles colindantes si los cacos ven que la gente arribada sostiene el bolso con las dos manos porque les han dicho los guías que deben tener cuidado con la cantidad de moros mierdas que han venido a hacer el agosto. Ahí tenemos al moro mierda flaquito: el ladrón de guante blanco, y a su vera un moro mierda tullido responsable de coger el botín robado. Todo con la sana intención de que vayas contra el ladrón de guante blanco a romperle la cabeza, cuando es el tullido quien tiene la pasta sustraída. Amén de otros orondos hombres de negocio que han venido a Valencia a levantarla, cuando han venido a hundirla. Todo por el buenismo paternalista del Alcalde. Ya sabemos que el patriarcado tiene su ojito derecho en las hijas tenidas... y en los tullidos venidos... Siempre y cuando sean extranjeros. Los hijos del primer matrimonio no cuentan: son españoles.
Menudo atajo de gentuza tenemos en La Seguridad Alimentaria y Nutricional, de inspectores que no inspeccionan pero cobran, y de la amabilísima presencia del Alcalde en los votos de pobreza.
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