Las guerras no son más que una fuente inagotable de recursos orgánicos. Otra, las abduciones de jóvenes y niños que desaparecen anualmente y que nadie vuelve a saber de ellos. Los órganos son reclamados diariamente por un sin fin de gente con pasta para sus seres allegados.
Un diplomático iraquí de alto rango comentó el martes que el Estado Islámico está sustrayendo órganos a sus víctimas, para financiar operaciones de la organización terrorista. Y aunque suena horroroso, es poco probable que ISIS esté operando en la misma escala que el Partido Comunista Chino.
No está claro cómo procede el Estado
Islámico, si las víctimas son civiles o guerreros enemigos (o ambos), o a
dónde van los órganos. El Estado Islámico ha estremecido a muchos con
sus espantosos videos de ejecuciones que muestran las decapitaciones de
sus rehenes, crucifixiones de soldados y personas a las que queman
vivas. En este contexto, no sería sorprendente si la organización
terrorista estuviese también involucrada en la sustracción de órganos a
personas con vida.
El diplomático iraquí, embajador Mohamed
Alhakim, expuso la sustracción de órganos en una reunión durante el
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, del cual China, Rusia y
Estados Unidos son miembros permanentes. Él explicó que en tumbas
masivas se encontraron cuerpos con incisiones quirúrgicas a los cuales
les faltaban órganos como hígado, él declaró que los estaban vendiendo
para ayudar al grupo a financiarse.
En China, donde surgieron primero las
denuncias de sustracción forzada de órganos en 2006, los órganos son
vendidos en hospitales manejados por el Estado, a chinos millonarios y a
extranjeros, por cifras superiores a cien mil e incluso por doscientos
mil dólares. Las víctimas son prisioneros de consciencia, principalmente
practicantes de Falun Gong, una práctica espiritual que desde julio de
1999 está siendo perseguida en China.
Desde 2000, China ha sido un punto de
acceso global para trasplantes de órganos y turismo de trasplantes,
obteniendo órganos en el sistema de campos de trabajo en medio de un mar
de abusos contra los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad.
Ethan Gutmann, analista de China e investigador de derechos humanos, autor de “La Masacre: asesinatos en masa, sustracción de órganos, y la solución secreta de China a su problema con los disidentes”,
estima que 65.000 practicantes de Falun Gong y entre 2.000 y 4.000
uigures y cristianos independientes han sido víctimas de sustracción
forzada de órganos.
En un informe de al-Monitor, Alhakim
dijo que ISIS está sustrayendo y transportando órganos desde un hospital
en Mosul, Iraq, que desde hace años ha estado controlado por el Estado
Islámico. Después, los órganos entran de contrabando a Siria e Iraq y a
países vecinos cercanos, como Arabia Saudita o Turquía, agrega el
informe. Las pandillas criminales entonces los venden en el mercado
negro de todo el mundo, explica la Agencia de Noticias Internacional
Asiria.
“Vender órganos humanos con fines de
lucro no es un tema admirable. En China, miles son asesinados cada año
para proveer de órganos vitales a esta industria tan lucrativa.
Hospitales tanto militares como civiles, hacen el trabajo sucio, y el
gobierno sabe sobre ello”, escribió para La Gran Época David Kilgour, ex miembro del Parlamento de Canadá e investigador de derechos humanos.
Al describir el proceso de sustracción
forzada de órganos en hospitales chinos, Kilgour agrega, “a los
prisioneros se les dispara al estilo de una ejecución, pero no quedan
muertos. Entran en un shock profundo y entonces pueden ser operados sin
usar anestesia para tranquilizar el cuerpo al removerles los órganos”.
“La parte más escalofriante es que los
prisioneros se encuentran aún con vida cuando cortan sus cuerpos, y se
ha informado de sus gritos durante la cirugía”, escribió.
Después de esto, los órganos son llevados de inmediato a un hospital y trasladados a pacientes que están esperándolos.
China admitió sustraer órganos de
prisioneros, diciendo que el número de aquellos ejecutados llega
anualmente a cerca de 2.000. Sin embargo, el número anual de órganos
trasplantados excede la cifra de 10.000.
Uno de los países identificados por el proyecto HOTT como destino de pacientes europeos para conseguir un trasplante, fue China.
China realiza 10.000 trasplantes de
órganos por año según el ex ministro de salud chino, Huang Jiefu —el
segundo en el mundo luego de EE.UU.
Sin embargo, a diferencia de EE.UU., los órganos de China no son quitados de donantes voluntarios.
China dice que usa una combinación de
prisioneros condenados a muerte (el número exacto se mantiene bajo
secreto de estado), y donaciones. Sin embargo, se está haciendo más
ampliamente conocida la evidencia acumulada de que China usa
principalmente prisioneros de conciencia, y en mayor parte de
practicantes de la práctica espiritual Falun Gong, la cual ha estado
perseguida en China desde 1999.
El Parlamento Europeo pasó una resolución sobre la sustracción forzada de órganos en China en diciembre de 2013.
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