miércoles, 30 de enero de 2013
no mareen tanto la perdiz
50 toneladas de peces muertos, al parecer, por la caída de un artefacto desconocido frente a las costas de Okinawa. Las autoridades chinas han acordonado la zona hasta averiguar las circunstancias posibles de semejante mortandaz. Si ahora a cada evento negativo que ocurra en el planeta se lo achacamos a los ovjetos volantes no identificados, estamos apañados. Hay en el planeta suficiente tecnología para provocar cualquier destrozo a escala mundial. No hace falta nos impongan un criterio equivocado de las catástrofes provocadas ni de mano de quién deviene. Hay un marcado interés en inducirnos sobre posibles visitantes; ya parece de ciencia ficción más que de una realidad con marcado acento esperimentado.
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