el famélico rostro De Guindos nos os dice todo. El pobre no le da para comer. Al nuevo, Escolano, le pasa un tanto de lo mismo. Sus rostros nos lo dicen todo. El que menos curra, el que mejor come. Otro tanto les pasa a los buenazos de la curia. Un ejemplo lo tenemos en sor Lucía, que denuncia la pobreza existente en las casas de algunos ancianos. Relata como una señora de 83 años se ha acercado a la casa de las monjitas para pedir un trozo de pan y un tazón de leche. Y no hay derecho. (LO QUE NO HAY DERECHO ES UN TORCÍO). Hablando de la pobre Santa Sede.
Y aquí tenemos a sor Lucía, luciendo palmito en pancartas, folletines, y podemita encarnizá. Que, quién lo diría, una monja luchando en las filas de quienes las han aniquilado o más lejanos están de la Iglesia y su montante. Pero es mejor ir contra el gobierno central del país que ir contra los intereses que acumula quien la ha acogido como Sor. ¿Por qué no lucha contra su Institución católica para que done los beneficios de sus propiedades y haberes del Banco Ambrosiano de miles y miles de millones de dólares y por los que han muerto, asesinados, algunos directivos de esa banca? Porque el Estado es más fácil de derrocar o vencer. ¡Con la Iglesia hemos topado!
Ahí la tenéis, la Iglesia introducida en todos los estamentos y partidos políticos. Controlando los dineros de los ciudadanos que les revierte a las arcas de la iglesia. El Vaticano no se casa ni con Dios.
¡Qué vergüenza de políticos y de religiosos!
¡Qué vergüenza de políticos y de religiosos!
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