Kara-Murza

 es el opositor en las elecciones rusas a Bladimir Putin. El Putin de toda la vida. El mafioso. 
A kara-Murza le han envenenados varias veces y el tío no sé como se lo monta, pero ha resistido al veneno. Debe ser el orgullo del mago Rasputín: asesor de los zares, aquellos a los que mataron; al que le preparaban banquetes cargados de ponzoña y el tío ni se inmutaba. Tuvieron que asestarle varias puñaladas para que cayera y aún así, creo, levantó varias veces las cabeza para cagarse en la madre de los asesinos.

Pues esto es lo que han intentado con Kara-Muza. Se lo han querido cargar porque a Putin parece ser que no le sienta bien tener un opositor de la embergadura de este señor. Bien es sabido que a la larga y a la corta...: todos son iguales en la vida del Señor. Pero las familias que se dividen el mundo andan jugando para ver quién gana alguna de las partidas del juego. Porque el mundo es un tablero de ajedrez y ellos juegan con las piezas humanas en conquistas de campo y que, luego, todo queda tal cual estaba. Y vuelta a empezar. Con las mismas tierras, los mismos empresarios, los mismos haberes, los mismos políticos, pero con la condición de mantener el juego y divertirse con las piezas humanas. Esto es lo que somos para esas familias: piezas necesarias y reemplazables. Ellos siguen siendo los mismos hijos de puta de generación en generación...; son los llamados hijos de Caín o descendientes de Judas. Y que me perdone el Judas bíblico porque no tiene nada que ver con esta gentuza. 
Total
que así anda el mundo. Un mundo donde los peones se apuñalan entre sí por culpa de sus amos. ¡"Mira que somos desgraciados..., como si no nos bastara con practicar lo malo que la Naturaleza nos dió, tenemos encima que ser brazo ejecutor de la maldad de otros"!