Los abogados de Puigdemont dicen contar con la seguridad o información de la puesta en libertad de su defendido. Es verdad que hablan con la boca de piñón... pero aún, así, dan testimonio de que la justicia alemana se van a implicar en su caso y, hasta pedir perdón, al muchacho, por haberlo tenido encerrado. Aunque, Puigdemont, responde, que él no se va de Alemania y menos de la cárcel. Que le están tratando muy bien y renuncia a la libertad con tal de seguir en el domicio actual.
¡Una noticia que no deja a nadie indiferente!
Ni a los independentistas que ven que su maestro está bien condimentado; al resto de españoles porque vemos que Dios nos ha escuchado y se queda en Alemania a dar por el culo a los alemanes. A las alemanas no, porque se lleva a la romaní y, con ella, a todos los rumanos que han venido desde hace siglos. ¡¿Nos vamos a quedar sin gitanos?!
¡No caerá esa breba!
Aprovecho para decir a todo aquél que le gusta la Historia Sagrada que el árbol que había en el Paraíso Terrenal era una higuera. En cambio, en el Edén, el árbol era un almendro. De cuyas ramas, Jesús el Cristo, curaba y convertía el agua en vino. Algo parecido a la cosecha que tiene, en bric, Don Simón. Pero sin vara mágica.
Algo que me ha llamado poderosamente la atención es, la atención, con que la justicia alemana ha preferido dejar su excarcelación por motivos de la Semana Santa. ¿Será porque se han venido todos a Andalucía a las procesiones de la Idem? ¿Serán los funcionarios de prisiones alemanas costaleros? ¿Le habrán dejado a Puigdemont un cocinero que le atienda en estos días de dolor y lloro? ¿Le habrán surtido de un negro para los días de frío y calvario solitario? ¿Será el cocinero y el negro la misma persona?
Perdonad;
me he venido arriba y he alargado demasiado el estado en el que puede quedar nuestro hombre, en esos días de soledad penitenciaria.
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