lunes, 14 de agosto de 2023

lo escrito, escrito está

 hay quien está a favor de que la vida está representada en un libro antes del nacimiento. Que por mucho que las premoniciones aparezcan con años de antelación, al hecho concreto, este pasa sin remisión. Entonces, ¿para qué tener premoniciones si no puedes variar las secuencias del acontecer?, ¿para qué soñar innumerable veces para no cambiar ni una coma de lo que te ha de pasar? Es como si alguien estuviera jugando con la conciencia de uno... a años luz.
Yo soy de los que siempre ha pensado que somos un libro, ya escrito, donde se anota los pasajes por los que hemos de vivenciar. Es como si estuviera marcado lo que no te podrías negar. Está escrito que debo tener un accidente mortal... pero... me lo cambio por una quiniela millonaria. No. Ese accidente ya no se puede cambiar. Ese es un evento de tu vida por la que tienes que experimentar, aún, siendo mortal. De necesidad.
Entonces;
¿para qué tener premoniciones de lo que te ha de pasar?, si te ha de pasar pues que venga y ya está. Pero no recurrir con sueños a los pormenores de cómo ha de sucederte el accidente y que tengas que llorar, en cuerpo y alma, el desgraciado suceso cada vez que te acuesta a dormir.
Hay quien dice no conocer a alguien que hubiera sabido con antelación la muerte de uno mismo. Que solo Dios sabe cuando ha de acontecer. Pero no es verdad. Yo he conocido a una persona que ha sabido con antelación su muerte y, antes de acontecer, se ha despedido de todo un pueblo. Y, ocurrió, tal cual se lo dijo un pajarito durante tres días, en su ventana. 
¿Hay pajaritos anunciadores? 
Este, en concreto, sí, y se le llama lavandera. Un reajustador del libro y la premonición. El arcángel anunciador. Luego, cada cual, se lo puede tomar como la mente le dé a entender.
Pero sí hay gente que sabe cuando le va a llegar la hora de su muerte, y, no os podéis imaginar la cara que tiene esa persona esperando que aparezca la parca y la lleve.
El otro día escuché a un escritor comentar que la muerte es como abrir una puerta y salir a otro lugar. Que el tránsito para morir no nos lo han explicado bien. Yo soy de los que quiere morir pasando el trance con los ojos bien abiertos para ver quién viene a recogerme cuando yo salga de mi subconsciente. Pero soy de los que estiro de la cuerda cada día un poco más para verme cumplir los 120. Si al ángel no le viene bien recogerme.

No hay comentarios: