jueves, 3 de noviembre de 2022

bien merece un título

 la que nos tienen montada estos desgraciados políticos. 
Cada día que pasa es un suplemento más en la larga lista de pitufadas que engloba el libro de Gargamel. 
No hay ni un solo programa de radio, televisión, escrito, que no nos ponga una nota de pesimismo en un mundo donde la alegría se ha ido perdiendo, desde tiempo de Maricastaña, siendo suplantada por una mala hostia que ni las dadas en el Vaticano.
Ya no saben como decirnos que les importa una mierda la política y lo que trae consigo; lo que lleva arracimada. Que lo único que les merece es el confor que les da el poder hacer uso de los medios que pagamos los ciudadanos...: aviones, helicópteros, vehículos blindados..., cuando los asesinos están siendo parte del descrédito del gobierno zurdo. 
Entonces 
¿a qué tienen miedo los socialistas si quienes les mataban gobiernan, ahora, junto a ellos? Un descrédito para los zurdos españoles que intentan medirse con sus homónimos, siniestros, distribuidos en los cuatro puntos cardinales del planeta. 
La farsa triste, del Meloncio, subsiste en su interior como masa madre adherida en las profundidades de las vísceras pútridas... que le corroen las tripas y le deforma la faz cual higo a pasa. Las ínfulas del pecado les cuelgan cuan largo es el memo en cuestión.
En fin
que no pasará mucho en que tengamos otro crápula en sustitución del que hay y que hará, de éste, un gobernador del copón. Vamos añadiendo parches a lo largo de las legislaturas y todo lo que no sea original, termina acompañado de otro parche... ¡parche sobre parche!... Un roto interminable. ¿Así nos va?

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