martes, 8 de noviembre de 2022

ETA ya no existe...

 

es el vademecum que repite la indecencia de los zurdos en los medios de información... como en el Parlamento. Que ETA estaba acabada en la era anti cambio climático de Aznar fue un hecho que quedó en la retina y en la psique de muchos españoles de cierta edad. Pero como la izquierda tenía que ganar en elecciones lo que no estaba escrito... tuvo que recurrir a la violencia de los etarras y otras formaciones de fuera de nuestro país... para dar el golpe definitivo (con víctimas del 11M) al gobierno de la derecha. Y de ese modo tan sutil, como rastrero, nos vimos los españoles de nuevo con los etarras gobernando el País Vasco. 
¿Quién fue el subnormal que rescató a los asesinos de mil españoles del destierro, la vergüenza y la culpa? 
El comisionista Zapatero. Ese deshecho de la política que anda ponzoñando medio mundo y sobornando al otro medio. Un memo en la corte del rey Juan Carlos I, que de tan odiado era por la izquierda, que todos metieron la mano en las arcas, lucrándose gracias a la estabilidad de la monarquía. 
¡Qué malo el monarca! 
¡¿Que de haber sido tan malo les tendría que haber cortado las manos por el codo?!
De aquellos polvos, devienen estos lodos, dando como resultado el nacimiento de VOX, que viene a cumplimentar el grano en el culo que le ha salido a la zurda, a los etarras, a los separatistas y a todo individuo maligno que opere a nombre de esos desgraciados. 
Simpatizantes que acuden a los mítines de VOX a organizar algarabías, reyertas, y ostracismo, en vías de prácticas: Aislamiento voluntario o forzoso de la vida pública que sufre una persona, generalmente motivado por cuestiones políticas. O que se consideren sospechosos o peligrosos para el país. O sus ciudadanos.
Los etarras son siniestros, malignos... y no se pueden mezclar entre los demócratas ministrables que representan a los ciudadanos de bien. 
¡Fuera los etarras de las administraciones públicas españolas; con mayor motivo las administraciones vascas. El que quiera vivir del cuento y de su chulería, se vaya a los Cárpatos a cascársela.

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