-les dijo Juan Bautista a sus apóstoles-, es el mejor de los alimentos cuando está fresco y el peor de los venenos cuando está podrido. Se sabe que un pescado está podrido cuando la cabeza se separa sin esfuerzo del resto. Algunos países son como el pescado: les apesta la cabeza. ¿Cúal es la cabeza de un país? Su gobernante.
Así nos pasa en España desde que el representante máximo ha sido el mayor apestado corrupto, corrompido y parásito del país. Y, como si de un pescado podrido se tratara, la política española sigue dando tufo a cloaca.
Ahí tenemos a la bientratá de la infanta Cristina, que no sale condenada porque la fiscalía parece su abogado defensor, en contra de Manos Limpias que pide ocho años de cárcel para ella. Y veinte para su marido (Urdangarín); veinte para su socio, en tropelías de tocomocho: vengo de parte del Rey y te pido voluntades en sobres. ¿Juanca no sabía de las andanzas de su yerno? Por supuesto que sí lo sabía. En ello han estado todos los chupatintas, chupacabras y adeptos -incluído el fiscal-: poniendo trabas para que no saliera el mayor escándalo de la historia de España.
Ahora que ha salido, la Infanta continúa con los gozos por ser vos quien sois y su hermano no es capaz de mandarla lejos... pero muy lejos. Sólo han comentado los desinformadores que Felipín les pone malas caras cuando les ve. Y es más - ha dicho-, no les invito a algunos saraos que antes sí, les invitaba. ¡Toda una proeza monarquica!, así nos va. Años luz nos contemplan desde las alturas de la realeza, la presidencia y todos los chupópteros varios.
Mientras el Gobierno pretende imponer multas de hasta 30.000 euros a quien
participe en la paralización de un desahucio. Esta es una de las nuevas
formas de protesta ciudadana que pasará a estar tipificada en la Nueva Ley de Seguridad Ciudadana, siempre que los trámites pendientes antes de su aprobación no lo impidan. ¡¡¡Hijos de la gran p...!!!
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