martes, 2 de diciembre de 2014

de esta manera

no hacemos historia. Cada uno... y ya somos muchos los que importamos un poco más cada vez-, a desorganizar lo ya desorganizado. Ahora resulta (de lo que me alegra) que los conquistadores de la América latina fueran los demonios de la Tierra. Digo me alegra, porque rompemos con los demonios cristianos y por tanto, de todo vestigio de maldad dentro de la religión. No hay demonios: no hay llanto ni crujir de huevos ni caldera donde cocer a los pecadores. Adiós al sustento de la Iglesia vaticana. Ahora resulta que roto el embrujo de la Iglesia nos buscamos un nuevo demonio que viene del interior del Universo a jodernos la marrana. Es decir, a designarles a ellos como los malos de la película cuando ya sabemos que el Papa los ha clasificado como los hermanos del Cosmos. Y ya sabemos que de eso la Iglesia sabe un huevo. Pero claro, no todos los que fuimos a las américas nos comportamos como debíamos ante individuos que no conocíamos y que tenían su hábitat allí; sino que les despojamos de sus míseras cosas y nos las trajimos con un ser de cada especie, como si de Noe se tratara; individuos que se pusieron ante los reyes Católicos que eran los que pagaron para realizar semejante campaña de descrédito español -el primero de la historia. La Santa Inquisición arrebató los pueblos de la presencia de los pioneros o antepasados y terminaron con todo tipo de escritura... y dejaron los templos hechos unos zorros. Así de esta manera era más fácil dejarles impresos en la mente que los de allende los mares no eran seres normales, sino más bien hijos de la gran chingada: como nos conocerían después. Total, que hay gente haciendo propaganda extraterrestre y consiguiendo unos cuantos euros a su costa. Y, claro, hay que decir la barbaridad más grande que se pueda conseguir o pensar para que los paletos del tema paguen y salgan con las mentes y orejas de burro. Ahora son los extraterrestres los malignos terrestres y hay que hacérselo ver. ¡No sé cómo se le puede llamar demonio a alguien que cohabita contigo y tiene cuerpo y alma como tú! Pero eso es otro cantar para estos espabilados de los ovni y los extranjeros. ¿Cómo se lo hacemos llegar? Muy fácil, se le dice a Obama que les pase la comunicación a las 52 tribus extranjeras de que los terrícolas nos hemos quedado sin demonios bíblicos y necesitamos de su maldad para poder seguir siendo cristianos y acudir a la Iglesia a pedir para que los grises no nos cojan y nos hagan de todo, en el cuerpo. Que ésto es otro problema... Ya hubo uno que dijo que -nada, nada, -que dejen a los extraterrestres que nos hagan lo que quieran. Ya no sé si es disfrute, lascivia o comunicación. En fin, así están las cosas de la tierra y del día a día.

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