«Los padres deberían ser capaces de decidir libremente sobre lo que
equivaldría al aborto postnatal» propuso recientemente Udo Schuklenk, docente
de filosofía en la Queen’s University de Ontario (Canadá). En un artículo
publicado en el Journal of Thoracic and Cardiovascular Surgery (Revista de
Cirugía Torácica y Cardiovascular), Schuklenk señaló que causarle la muerte a
recién nacidos con discapacidad sería moralmente aceptable, aunque aún sea
ilegal en Canadá. En Canadá actualmente es legal la
suspensión de tratamiento o alimentación a un paciente, considerándola
«eutanasia pasiva». La
denominada «eutanasia activa», en la que se procura
directamente la muerte del paciente, es
considerada asesinato. El aborto
es legal en Canadá desde 1988, y es financiado a través del seguro de salud
estatal.Una vida que la
sociedad decide que no debe ser vivida
Para Alex
Schadenberg, jefe de la Coalición para la Prevención de la Eutanasia en Canadá,
lo que está promoviendo Schuklenk es «declarar que ciertos tipos de
seres humanos tienen una vida que la sociedad ha determinado que no
vale vivir».
En
declaraciones recogidas por el National Post, Schadenberg señaló que esto
podría ser considerado «como una filosofía eugenésica».
Generalmente Moloch es representado como una figura humana con cabeza
de carnero o becerro, sentado en un trono y con una corona u otro
distintivo de realeza, como un báculo.
Los sacrificios preferidos por Moloch eran los niños, especialmente los bebés, por ser los seres más impregnados de materia.
En los templos en los que se rendía culto a Moloch se encontraba una enorme estatua de bronce del dios. Dicha estatua estaba hueca, y la figura de Moloch tenía la boca abierta y los brazos extendidos, con las manos juntas y las palmas hacia arriba, dispuesto a recibir el holocausto. Dentro de la estatua se encendía un fuego que se alimentaba continuamente durante el holocausto. En ocasiones los brazos estaban articulados, de manera que los niños que servían de sacrificio se depositaban en las manos de la estatua, que por medio de unas cadenas se levantaban hasta la boca, introduciendo a la víctima dentro del vientre incandescente del dios.
A este culto pagano, cruel, miserable, ladino... se ha reconvertido la Iglesia judia, dirigida a un dios que han considerado el propio y que sin duda lo es. No podemos -y a fechas que estamos de siglo- concebir que la religión se haya convertido en lo más malvado del hombre. ¡Aunque sabemos que la cabra siempre tira al monte!
¿Qué quedó de Aquél que han paseado colgado de un tronco? Simplemente se ha venido haciendo como ofrenda diaria a esa maléfica Entidad que los judios denominan su dios.
De verdad, cuando leemos semejantes tonterías, diatrivas, conjunciones y verborreas varias, no tendríamos más remedio que poner, a todos estos charlatanes y feriantes al servicio del mal, fuera de las fronteras de nuestros hijos y familias. El mundo iría mucho mejor.
En los templos en los que se rendía culto a Moloch se encontraba una enorme estatua de bronce del dios. Dicha estatua estaba hueca, y la figura de Moloch tenía la boca abierta y los brazos extendidos, con las manos juntas y las palmas hacia arriba, dispuesto a recibir el holocausto. Dentro de la estatua se encendía un fuego que se alimentaba continuamente durante el holocausto. En ocasiones los brazos estaban articulados, de manera que los niños que servían de sacrificio se depositaban en las manos de la estatua, que por medio de unas cadenas se levantaban hasta la boca, introduciendo a la víctima dentro del vientre incandescente del dios.
A este culto pagano, cruel, miserable, ladino... se ha reconvertido la Iglesia judia, dirigida a un dios que han considerado el propio y que sin duda lo es. No podemos -y a fechas que estamos de siglo- concebir que la religión se haya convertido en lo más malvado del hombre. ¡Aunque sabemos que la cabra siempre tira al monte!
¿Qué quedó de Aquél que han paseado colgado de un tronco? Simplemente se ha venido haciendo como ofrenda diaria a esa maléfica Entidad que los judios denominan su dios.
De verdad, cuando leemos semejantes tonterías, diatrivas, conjunciones y verborreas varias, no tendríamos más remedio que poner, a todos estos charlatanes y feriantes al servicio del mal, fuera de las fronteras de nuestros hijos y familias. El mundo iría mucho mejor.
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