le ha llegado el turno a Toni Cantó, otro chori en las huestes de Ciudadanos.
Me repatea que todos se estén enriqueciendo de las arcas de los ciudadanos.
Me repatea que no haya ninguno que sea leal, legal y buen político.
Me repatea su falta de integridad moral para con el resto de la grey.
Son individuos como las cebollas: tienen capas y capas de oscurantismo patriótico que se envuelven, se enrocan, para taparse unas a otras. Pero el centro, el cogollo, es posible que esté podrido. Y lo está.
¿De verdad un ciudadano debe despertarse cada día pensando en la inmoralidad pública de sus políticos?
¿De verdad se vota para tener esa inseguridad o falta de empatía con quienes deben gobernarle desde la honestidad?
¿De verdad no hay uno solo que reúna las condiciones legales para sermonear sin que se le caiga la cara de vergüenza por sus palabras y hechos?
Perdonadme que sea veraz cuando digo que no hay ningún político actual que reúna las condiciones de seguridad, lealtad, compromiso y honestidad, que necesitamos en España.
Ninguna formación deja en buen lugar las siglas con las que nació. Ni el PP con su gaviota comiendo las entrañas del vulgo.
Nadie se salva de su traje a rayas.
¡Cuántos ciudadanos tienen en sus casas un calvario y sin luz al final del túnel, y sin brotes verdes a la vista!
Hasta los políticos presos tienen prebendas por sus hazañas. Viven en la cárcel como si de ampliación de sus casas se tratase.
Piscina, móvil, ordenador, comida a la carta pagada por ellos, servicio policial para sus recados... ¡Qué asco de sistema!
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