jueves, 31 de enero de 2019

sí, es la misma cruz

inmediatamente que vemos una imagen como esta... pensamos que los asistentes son simpatizantes  de una secta diabólica o luciferina y están para invocar la presencia del demonio ante ellos. La verdad es que esa cruz es la que se adjudicó Pedro, el representante del Vaticano. La silla de Pedro tiene una cruz invertida y está rodeada de una aterradora visión del Infierno. Y, es, en ella, donde se sienta la figura o cuerpo presente del Papa. Éste es el máximo representante de Lucifer en la Tierra. Hasta en esto ridiculizaron a aquél personaje que dio lo mejor y lo peor de sí... por abrir los ojos a una humanidad, -como esta-, con cataratas.
Cuando uno va a la casa del demonio lo que se encuentra son demonios. Pero lo que Jesús sabía era que, hasta los demonios, están abocados a Amar, única energía que nos saca del Inframundo o Infierno. Y de ese averno mental, eligió a los más adelantados, 12,  los demás fueron rechazados por exigencias de la Obra, del Guión. Pedro fue uno de los que más rechazo o enfrentamientos tuvo con Jesús. Era hombre de espada, seguidor de la secta Los Nazarenos. Hombre de mente como la piedra... No es fácil usar, sin más, la mente de un demonio, en su propia casa. 
Todo lo que se cuece en la Tierra está mezclado con la energía del derrotado. Y por esa energía es difícil abandonar el calabozo corporal. Eso es lo que Jesús quiso que supiéramos: para subir al Cielo, hay que bajar al infierno o cavar la fosa. La muerte es la única que nos libra de una energía tan dañina. Él tuvo que pasar por el mismo calvario. Sin, embargo, me cuesta creer que un planeta sea elegido para albergar gente de tan bajo nivel de energía espiritual cuando la simple luz de un candil alumbra hasta la oscuridad más espesa...
Estridente discoteca satánica, con la cruz invertida

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