viernes, 5 de enero de 2018

salto de adrenalina o testosterona

al leer que el Supremo no deja libre de cárcel al hermano de Alain Delon, Junqueras, alias el oteador de prisiones. Nada más llegar al trullo, lo enchufaron en las almenas. Dijeron: tienes buena planta, eres guapo, y dos ojos que miran a los extremos de 180ºC, fahrenheit, es decir, los extremos de la recta que pasa por los ojos. Este-Oeste. Una persona realizando el trabajo de dos. Por eso los guardias de prisiones no le dejan salir... les es imprescindible para el servicio bien hecho. Estos guardias malos malísimos y que tan poquito les quieren en Cataluña, se han alegrado de seguir en compañía del amor de los amores de Puigdemont. Otro que, como no ligaba a españolas por su condición de lenguas y sangre real, pero, canijo y pulgoso, se ha juntado con una rusa. Lo más cercano a un agente de la KGB. De este modo está en sus papeles de mafioso, huido, ninguneado y traqueteado hombre de expoder político. ¡Una alhaja! Pero ahí le tienes: intocable, de coros y danzas turístico, de clóchina y almeja diaria; regado con un buen vino de la región belga mientras... Junqueras, se divierte mandando cartas al Supremo, a Mariano, a Puigdemont, a la CUP y a la madre que le parió. Me alegra vayan sabiendo a qué sabe cuando uno es un separatista de mierda, un desgraciado separatista, malversador e idiota de diario.
Gracias jueces y que sigan alegrándome en el futuro.
De todos modos, los caminos están trazados y los delineantes son los mismos.

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