lunes, 22 de enero de 2018

pero...,¿cómo podemos?

viendo como se portan nuestros ministros, conselleres, senadores, etc., etc., y en definitiva: todos los miembros y miembras de los diferentes partidos..., es para echarse a llorar. O, en su defecto, a echarse a la calle llorando y dando hostias como panes; con mano abierta.
¿Es que no hay nadie que pare el tren y nos podamos bajar aquellos asqueados de los funcionarios que no funcionan?
No hay nadie.
Quienes tenían miramiento por los ciudadanos trabajadores y motores de la economía, se vendieron hace tiempo al enemigo. Un enemigo que tenía y tiene a los políticos como cómplices necesarios para sus choriceos diarios y cotidianos.
Ahora, todo ese enjambre de maldad acumulada como Burundanga, está saliendo a la luz para bochorno de los ciudadanos.
¿Es bueno que salga a piel las toxinas de la fermentación corrupta?
Sí. No es que sea bueno, era necesario; llegado el tumor al grado de putrefacción popular.
No sé si será para dicha o no, de los que tienen ojos y pueden ver..., pero el comportamiento con el que nos deleita el señor Puigdemont, es de canelita en rama. Baluarte de comportamiento para aquellos que quieran saltarse la Ley y decidan acampar a sus anchas. Con estas lecciones ¿por qué pagamos impuestos?, siempre tendremos un país que acoja nuestra oposición al Estado. Pero al Estado de procedencia dado que, el de acogida, bien te obliga a permanecer con dinero, residencia y ajustes estatutarios.
Carles Puigdemont, a su llegada al aeropuerto de BruselasAhí lo tenemos: alias "El Canelita". De llegada a Copenhague. Disfrutando de vacaciones a lo grande, a costa de las partidas que Montoro les hace llegar.
Feliz estancia. Y, a ver si hay suerte y se encuentra con un agente patógeno X, que le haga la deportación a España con un traje a su medida y no, al modelo Companys Original.
Total
que el Parlamento propone a Puigdemont como candidato a la investidura y pretenden que el Estado español lo arreste en Copenhague.
¡Qué hijos de la gran puta!

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