agradecimiento a todos aquellos peregrinos, amantes del Camino, hospitalarios y amigos en general, con quienes hemos vivido momentos de euforia, como de decaimiento energético y existencial. A todos, por vuestra solidaridad: un fuerte abrazo. También recordar a los que tan amablemente habéis puesto vuestro hombro para que depositara mi brazo como cayato a la tendinitis que ha conseguido separarme -definitivamente-, del Camino de Santiago. No soy derrotista, pues es la segunda vez que me incorporo al Camino, sino juicioso con mi preparación física, que no debe ser la adecuada para semejante viaje. No obstante, y como le decía al barman de la cafetería frente al albergue municipal de Burgos, lo vivido ha cumplido con creces los objetivos marcados, como marcado ha quedado en mi corazón. Fin de trayecto en Burgos.
Ahora, después de los cumplidos merecidos, me voy a criticar la presentación de la nueva catedral burgalesa. Y -digo, nueva-, porque parece recién sacada de los estuddios hollywoodienses para una peli de cristianos contra moros.. Nuestra querida y asombrosa catedral data de la edad media, allá por los años del Señor, de 1075; como para ir viéndola como señora octogenaria con falda corta de niña de diecioscho, recién cumplidos. ¡Es para mear y no echar gota! Que diría mi abuelo, con una próstata de caballo.No sé si ésto le va a gustar a mi amigo el barman y a su joven y simpátiga amarera pero, si no les gusta, saben que pueden dejar queja en comentarios del `post, o en el correo. A mí me agradaría que tuvieran la valentía de decir su opinión, para que la podamos compartir con todos aquellos que habéis elegido este blog.
Y, ya, sabiéndoos saludados, desearos felicidad a raudales, como salud para disfrutarla.
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