el ébola ha llegado a España (norte de África) de la mano de los componentes de las ONG, de la OMS, de ACNUR y de todas aquellas agencias estatales que vivien de la piratería, en nombre de su majestad el Rey de España. El Centro Nacional de Inteligencia (CNI), también coopera con otros organismos estatales extranjeros a que la llamada del negrito se haga con visos de "necesaria cooperació" con los pobres negritos. Y esa necesaria cooperación la dirigen gente desde oficinas estatales norteamericanas, al servicio de la CIA y, por tanto, del negrito Obama, premio Nobel de la Paz. ¡Tócate los cojones!
Todo ello, menos, obligar a los dirigentes presidentes de los destrozados países, a que deben organizarse para que sus conciudadanos no sufran las consecuencias de una mala distribución de la riqueza, como sucede en los países con gentuza como en España. Y es por ello que nos lo endosan a los españoles, en primer término, para seguir la ruta de los elefantes, hacia el centro europeo; todo porque son unas buenas personas y miran por el bienestar social de los jóvenes negritos, aunque se dejen medio brazo en las garras de las montañas de hierro fabricadas por el hombre; construídas para que no salgan de su habitat como si fueran animales en busca de pasto. Pero qué bonito queda traerse a un enfermo de ébola, con la identidad de religioso, al que subirán a los altares por las proezas realizadas en países enfermos, como los del cono sur de África. Un gilipollas más, al que comieron el tarro para que hiciera lo que no haría nunca el nuncio-apostólico-romano. Un individuo más que llevaron a África para que estuviera al corriente de las migraciones, las condiciones religiosas y el caldo de cultivo, para esas imposiciones religiosas. En definitiva: un agente secreto jesuita, como fue Mandela del Mossad israelí. Y el mamarracho masón que escenificó los signos masones en el entierro de Mandela. Al que el mundo criticó, menos aquellos que supieron descifrar los códigos sectarios.
Ya lo dejó caer una ministra española cuando dijo que mucha hambre no tendrían cuando venían en patera y con buenos teléfonos pegados a la oreja; ahora el pijo Gallardón dice: que la esclavitud está abolida; será en el estado independiente de su casa, -digo yo-.
Total, que los negros no vienen solos, y la pandemia que traen está programada como la gripe aviar, la gripe porcina o la de las vacas locas. Estamos en el tramo de una política sin precedentes históricos, en los que la economía ha caído, los países unificados no encuentran un por qué para estar unidos, y la escased de alimentos, más controlado que nunca. Un cinismo político mundial con sede en Estados Unidos y su Organización Mundial del Consumo (OMC). ¡Tonterías pocas!
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