que Mario Moreno "Cantinflas", se despachaba a gusto con la política que habría de llegar. Y ha llegado. Más no sólo la política se ha individualizado como una secta, sino, los abogados, los profesores, los médicos, los curas, las mismas sectas -que tantas hay-; los terroristas, los club asesinos, el Club Dante y el Club Bilderberg. Estamos llegando a la situación en la que aquellos que presumen de código deontológico lo esgrimen a su favor que no, a favor de quienes la buena praxis beneficiaba. En los centro de salud poster de aviso contra la agresión a los médicos se esgrimen en las ventanillas de quienes te están apuntando con la pistola de la deontología. Tú, claro está, no puedes agredir porque está mal vista la agresión a un médico que se ampara tras el diploma de asesino firmado por la Universidad correspondiente; al igual que 007... con licencia para matar, otorgada por la Reina Madre. Vamos viendo que las cagadas de todos estos club o élites o grupos se amparan así mismos y se hacen irreductibles ante las quejas o meteduras de patas. ¡Bah!, puedes quejarte donde quieras, me da igual, -suelen contestarte, desde trincheras del poder. Así de chulo te dice el galeno de turno porque se siente un dios ante la gente que no tiene recurso de amparo al mal comportamiento de un miembro de los citados. No contentos con hacer del individuo su fuente de males, nos miran como si miraran desde un planeta diferente. Como Rajoy nos mira desde que se convirtió en el rey Sol.
Creo necesario que la gente no andemos a las malas formas, sino que las asimilemos y nos convirtamos en asesinos profesionales, contra los profesionales de asesinatos autorizados. Tomemos las riendas de la violencia contra la mala praxis del meapilas que se esconde tras su diploma de... lo que sea. Esto manifiesta un descontento masivo hasta el punto de que 30.000 ó quizá más, se estén agrupando en células terroristas. Y creo, bastaría, con que les diéramos una buena ración de ostias para que el ego conseguido tras los besos de sus padres al conseguir el diploma, se esfumara y se nivelaran a quienes también pertenecemos a la sociedad que les da de comer. Hasta ahora se lo han tomado a la inversa: la necesidad que tenemos los mortales de sus modos, modales y maneras. Da igual que no sirvan ni para tener el diploma colgado de la pared. Estos gilipollas andantes de bata, uniforme, voz melosa y mujer u hombre objeto, les mola cantidad. Y lo demuestran con sonrisas amplias de Yo, hombre poderoso.
¡No vamos cara al aire! No vamos cara al aire porque es más la tontería, la mentira y la ética diplomada, que la realidad de los actos míseros contra los indefensos. ¡Todos a la armas... en defensas de las armas diplomadas! Contra lo que hoy nos defendamos, mañana viviremos sin agobios o sobresaltos. Si el capitalismo está cayendo, las élites deben caer antes.
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