y no me refiero a los que van vestidos de trajes oscuros y pertenecen a la CIA, al Mossad, a la Fema, a los extraterrestres: altos, fuertes, rubios, ojos achinados verdes aceituna... Me refiero a los negritos venidos de África, de su cono sur, haciendo la senda del elefante, para terminar de aparca-coches de los sufridos y más que pringáos, españoles. Hay algo que se nos escapa, y mira que cada día que pasa nos intentamos currar este blog con temas de total actualidad. Intentamos daros un por qué a los eventos que llegan a nuestros ojos y oídos para que tengáis algo más que saber y charlar, que estar jugando a las cartas o haciendo el amor. Bueno, esto último no lo toméis a pié de letra. Y sin embargo no llego a saber qué cojones nos están ocultando para que no podamos ver claramente por dónde van las señas de identidad. Estas personas que se juegan la vida para llegar a este paraíso terrenal llamado península Ibérica, para terminar en las garras de las ONG, la Iglesia: en sus más variadas formas, las mafias chinas, italianas, sudamericanas, española y por: la prostitución. Esta forma de ganarse la vida tan placenteramente, sin que nos demos cuenta que nos están abocando al inicio de la historia de la humanidad: a la caída del Dios-Hombre a Álgel Caído. Que yo no me creo, pero que la Iglesia ha cacareado desde que el imperio Constantino, le dió por escribir la Biblia.
Amigo, no seáis malos y esta mañana de Sábado -día del Señor para una parte de la curia: Testigos de Jeová, Adventistas del séptimo día, etcétera, etcétera-, salid con los coches a la calle y no aparquéis en cualquier lugar, sino allí donde los negritos os digan y señalen dónde hacerlo. Ah, no olvidéis darles la propina correspondiente porque, al igual que la puta tiene el chulo en la esquina controlándola, las mafías hacen el mismo papel; y porque si no le dáis la propinita os harán un socavón (que no socabrón) en un lateral o capó del propio...
Y todo ello en un día en el que miles de personas llegan a Madrid a decirle a la hija de puta de Cifuentes: venimos a cagarnos en la madre que te parió. Por hija de puta y mamarracha. Tú querrás quitarnos los derechos de huelga, nosotros te quitaremos los ojos y te los dejaremos colgando, para que veas en cuatro dimensiones. Y ya puedes tener 1650 antidisturbios a tu puerta, que les pagaremos el doble por su trabajo, pero el pueblo te pateará ese culo pepero de mierda que tienes.
Y en un día en que Adolfo Suarez espera que llegue la muerte a recogerle, y que al parecer, se demora. Adolfo ese ser que sirvió decentemente a la transición española y que todos le dieron de lado: desde el Rey a todos los partidos políticos, por orden del Rey. Ahora resulta que, en lecho de muerte en la clínica Centro, de la capital de España, todos le adoraban y están con la familia. Hijos de la gran chingada. Cuando su decadencia y enfermedad de alzheimer, fue producto de la desidia de sus compañeros de partido y de la espaldarada que le dieron, en general. Ahora qué bueno era. Burro muerto, cebada al rabo. No te jode.
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