descarta que la humanidad esté -algún día- preparada para salir de la Tierra a colonizar otros planetas.
Lógicamente tira por tierra el convencimiento que tenemos algunos de que determinados físicos, ingenieros, astronautas... -por cierto, desaparecidos- ...hayan descubierto las espectativas de una colonia dentro de nuestro sistema solar. ¿Dónde? No lo sé. Ni idea. Pero lo evidencia y confirma el nivel de tecnología alcanzada en tan pocos años y tan perseguida a niveles estatales.
¿A qué es debido este avance tecnológico de ultimísima generación?
Coexisten determinados avances a nuestro alrededor que han permitido la introspección del cómo y sus posibles modus operandi. Tenemos los inventos de Tesla que han dado respuesta a algunos de esos avances del futuro en el pasado. Es verdad que quedan otros cómos por dilucidar, investigar, y que darán paso a nuevas tecnologías que nos han llevado a difundir nuestro rastro en otros mares celestes, dentro del mismo espectro solar. Pero este paso, -parece, según el Premio Nobel-, no se ha dado aún.
Lo que me llama poderosamente la atención es que sí estemos en la vanguardia de conocer la cantidad de 5.000 exoplanetas orbitando en otras galaxias y no sepamos la basura que hay en 12.000 metros, que es la profundidad del mar. Cosa que nos convendría más porque salir de la Tierra no sería necesario si tuviéramos otro concepto de vivir en ella, como han hecho otros anteriormente a nuestra llegada. Es evidente que estamos viviendo conforme hemos sabido o conocido o encontrado o dirigido o... Es verdad que debe de haber modus infinitos, formas incontables de desarrollarse una civilización en un planeta... Y nosotros hemos desarrollado éste. Como no conocemos otros..., bien estamos como estamos. Aquí no somos peones de quitar y poner y nuevo juego, no. Estamos sujetos -quizá- a lo que nos dicte la misma Gaia. Y tal vez sea ésta, quien nos esté empujando a lanzarnos a la conquista de otros lugares, como posible respuesta a su recuperación. Tampoco lo disimuló con las anteriores civilizaciones cuando se convulsionó y empezó de nuevo. Y, por tanto, esta exposición me lleva a discernir sobre esa teoría del Nobel Michel Mayor.
Si nosotros somos microcosmos que notamos la energía circular por nuestros cuerpos y podemos visionar, crear, transformar cosas con nuestras mentes... ¿Por qué no habríamos de encontrar el remedio, la fórmula, el vehículo, que nos lanzara a una nueva aventura sideral?
Los que estuvieron y no están... en algún lugar debieron encontrar reposo. ¿No?
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