señores, tenemos la manía de no ver la realidad. Y la realidad es muy cruda, por muy buena que parezca. Ahí tenemos a los Reyes Magos. De Reyes Magos nanai. Todo ha tenido que salir del bolsillo de alguien: los extras de los papás, de la paga del abuelo, del tontarra del cuñado que cae mal y para salvar roces hace del bolsillo traga perras. Que si en los roscones de Reyes este año ha puesto el Corte un lingotito de oro y hay que ir a encontrarlo (el primer día y en una sola tienda 50.000 roscones se vendieron). ¡Cojones, pardillo, que te han tomado por el pito del sereno y tú erre que erre! Pues este año vas a ver lo bien que te hubieran venido esos dineritos que te has gastado buscando el lingotito, los regalitos y demás zarandajas de gastar. Llevan diciéndonos que la cosa pinta chunga y nos vamos de puentes y acueductos entre 11 y 16 millones de individuos gastando combustible como si lo regalaran. ¡Total, como hay que morirse! Pero una cosa es morirse harto de jamón y vino y otra morir con retortijones de tripa por no haber ingerido en varios días de fiestas prepucianas. Estamos entrando en 11 millones de jubilados de todas las edades: desde los jubilados propiamente dichos, hasta los parados, los nuevos llegados de todas partes y con ellos la miseria más galopante. La globalización del mundo es pan para hoy y miseria para mañana. Si dentro de nuestro país no hay gente que cultive y conserve la tierra... difícilmente nos libraremos del hambre. Somas más cada vez en las ciudades buscando comida en los contenedores que sembradores en los pueblos. Éstos se están abandonando a merced de buscadores de fortuna de otros países, con pocas ganas de vecindad. Así, los alemanes ya tienen sus pueblos enteros, sus leyes alemanas en territorio español, sus propios policías, sus propios alcaldes, etc., etc. De igual modo están los rusos, los rumanos, los ingleses, los suecos... Somos un país de mierda y en ella vivimos. El caso es que los aires nuevos, son tan bomitivos como los nuestros. Nos han enviado toda la chusma que nadie quiere, ni siquiera sus políticos. Vaciar cárceles es el remedio de todo país que tiene las más altas tasas de delincuencia. En fin, espero no ser lo suficientemente pesimista, sino transferir la cruda realidad para que después alguien no pueda decir que nadie dio la voz de alarma.
lunes, 9 de enero de 2017
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